miércoles, 11 de septiembre de 2019

¿Hay tiempo todavía?




Las cosas pintan mal. Los decibelios de la greña entre el PSOE y Podemos se han incrementado. El único consuelo es que «todavía hay tiempo». Eso sí, no sabemos para qué: si para un gobierno de coalición o consolación o para un «gobierno de partido único», como insidiosamente dice Pablo Iglesias el Joven: oblicua referencia al franquismo. Todavía hay tiempo, desde luego, para seguir acumulando insultos los unos a los otros.

Malo que no se llegue a un acuerdo. Pero no es menos malo que se esté constatando la tradicional imposibilidad de que las izquierdas españolas se den los buenos días sin que parezca que se están cagando en todos sus respectivos muertos. Unos muertos que, tampoco se debe descartar, si volvieran a nuestro mundo azuzarían cada uno a los suyos, no habiendo tenido bastante en la vida anterior.

En todo caso, quedémonos con lo bueno: todavía hay tiempo. Pero el tiempo, tanto si se mide en los relojes de Dalí como en los de Sol, pasa indiferente a cualquier contingencia. Lo digo porque mi padre tenía una teoría singular: si no hubiera vida no existiría el tiempo.

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