Pedro Sánchez se está reuniendo con representantes de
los movimientos sociales. Ayer empezó la tanda. La idea es pulsar la opinión de
ese tejido societario sobre los recientes acontecimientos políticos y, muy en
concreto, sobre cómo desbloquear la doble investidura fallida. Es una
iniciativa inteligente y, objetivamente, una presión sobre Podemos en plena
fase de cabañuelas.
De
la primera cita poco se sabe. Con lo que sería de rigor una información por
ambas partes en cada encuentro. ¿Qué dicen unos y otros, qué posiciones
mantienen, …? Más todavía, haría bien Sánchez en no hacer distingos. Es decir,
en no vetar a movimientos de presión más áspera como los de jubilados y
pensionistas. Reunirse sólo con las
organizaciones amigas es –como se decía antiguamente en Granada-- gabinas de cochero. O sea, pura filfa.
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