Vivir
en el engaño es la pasión del siglo XXI. Lo que, además, comportar toda una
industria post fordista que organiza el engaño. El hombre de Waterloo y su
Enviado en Cataluña, Q. Torra, han utilizado las enseñanzas que nos llegan
de allende los mares. Durante semanas han organizado a una serie de
escribidores de tres al cuarto para que propalaran algo así como una pretendida
relación entre los yihadistas que organizaron el atentado del año pasado en
Barcelona y Cambrils, aquel terrible 17 de Agosto, y el Gobierno español.
Tres
formidables periodistas de La Vanguardia, Carlota
Guindal, Manel Pérez y Maika Navarro, en una serie de trabajos, han
demostrado la falsedad de esa industria. Lo han demostrado con pelos y señales,
microscópicamente. A su vez, Antoni Puigverd, en
su columna de hoy, en el mismo rotativo barcelonés remacha el clavo en su
artículo La frivolidad.
Dice
Puigverd: «Es miserable usar una tragedia como la del 17 A para fabricar
munición política. Es patético tener como único objetivo el desprestigio de
España, dado que el objetivo propio –la independencia unilateral-- empantanó en un callejón sin salida. Pero
más miserable y patético es propagar que España busca la muerte de los
catalanes. Muchos independentistas siguen creyéndolo. Vivir en el engaño es la
pasión del siglo XXI». Entre esas
personas está –digo yo-- la pintoresca
ex alcaldesa de Badalona, de cuyo nombre no es necesario acordarse, que en la
ceremonia de este año de homenaje a las víctimas lucía un cartel: «Comisión de
investigación».
Goebbels tuvo familia
numerosa.
P/s.
Antoni Puigverd en la foto de arriba.
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