Sería
una temeridad caballuna que la próxima investidura resultará fallida. Digamos
con claridad que las fuerzas políticas han perdido el miedo a la nueva
convocatoria de elecciones. Por lo que es de cajón que o hay investidura o se
convocan nuevas elecciones. Tertium non
datur.
Decimos
que sería una temeridad que no salga un gobierno en la próxima investidura.
Voces, todavía susurrantes, hablan de que estamos en puertas de una recesión.
Tomamos nota, no sin antes recordar el famoso dicho de un pre renacentista, el
cordobés Juan de Mena: «no los agüeros, los
hechos sigamos». Seguir sin gobierno sería asaz contraproducente. Hay
demasiados problemas domésticos que están pendientes.
Tampoco
el panorama europeo es bonancible: el brexit está comprtando un éxodo masivo de
empresas británicas a Holanda y una feroz competencia entre Irlanda, Francia y
Alemania para atraer a las compañías inglesas; se desploma la confianza
empresarial alemana por el futuro de la economía; la confrontación de Trumpp
contra todo el mundo están convulsionando las tripas de los mercados y su
influencia en España podría ser más dañina si no se cuenta con un
gobierno. En definitiva, la situación no
está para juegos florales.
Pedro y Pablo se mantienen en sus
tercas trece. Numancia es el símbolo de la política española. Con lo que cabe
la hipótesis de que el fantasma de la convocatoria de elecciones se haga
realidad. Así que puede pasar cualquier cosa. Incluso que las derechas de
diverso y común pelaje ganen las elecciones. «¡Ay de mi Alhama!», cantarán Anás
y Caifás- Ahora bien --¡oído cocina!--
los hipotéticos ganadores ya no son los mismos que perdieron las
anteriores elecciones: Casado no es Rajoy, Rivera se ha ido despeñando
vertiginosamente hacia posiciones ultras y Vox volverá, al margen de los
resultados que obtenga, a acumular más poder y presencia. En resumidas cuentas,
no se volverá a los tiempos del hombre de Pontevedra. Estimo que esta
consideración no está en la cabeza de los consejeros áulicos de Pedro y Pablo.
A saber, la posibilidad de que este desencuentro en las izquierdas acabe con un
gobierno apostólicamente ultra. Por lo que pregunto: ¿de qué nos sirve que,
después de las elecciones, se tiren los platos a la cabeza los unos a los otros
pidiendo explicaciones? Conclusión: cornudos y apaleados y encima pagando la
bebida.
Oiga,
¿ha leído usted el artículo de Lluis Rabell en
su blog de culto? Se titula El coraje de
ceder. Se distribuye en el siguiente kiosko: https://lluisrabell.com/2019/08/25/el-coraje-de-ceder/?fbclid=IwAR17D7uiTBWWaS4tIxM_5vhzKCgzNEJMUTtZ_gjJyo2gVocZXLUKumN-h-Y
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