domingo, 21 de abril de 2019

Patriotismo: o don Rodrigo o la Cava. Instrucciones para el debate electoral




Escribe, el dómine Cobra


Las encuestas se suceden y, hasta la presente, siguen dando el primer puesto a los socialistas. Las encuestas insisten en la derrota del dúo Casado – Rivera. Ojo, solamente son encuestas. El pescado (sardinas, japutas, caballas y demás) estará vendido la noche del 28 de este mes. 28 de abril, festividad de San Prudencio de Tarazona.

Las encuestas, digo, se suceden. Casado y Rivera no levantan cabeza. La técnica del insulto y, sobre todo, su insistencia en sobar la cosa catalana no está dando el resultado que esperaban. Es posible que, a estas alturas,  el electorado esté hasta la cruz de los calzones de tanto manoseo. O que el uso esperpéntico del patriotismo no sea tan fecundo como lo esperaban. La España metafísica y los españoles angustiados por su indefinición podrían ser menos significativos de lo previsto. De los españoles de esa guisa habló en tiempos antiguos don Antonio Cánovas del Castillo. Un político brillante, de esa derecha que no tenía faltas de ortografía. Don Antonio tenía una lengua afilada, cáustica.

En cierta ocasión le preguntaron a don Antonio: «Oiga, qué son los españoles». Su respuesta indicaría que entre sus antepasados había granadinos: «Los españoles somos los que no podemos ser otra cosa». Me imagino qué le dirían a Pablo Iglesias el Joven si dijera algo similar. Sobre él caería la maldición de las derechas campeadoras. Son las derechas cuya antropología intenta derrotar a la política. Por lo menos desde la batalla de Guadalete.

De tan memorable batalla arranca la achicoria del patriotismo español. El rey Rodrigo violó a la joven Florinda, llamada la Cava. El padre de la bella, gobernador cristiano de Ceuta, se vengó: dejó pasar la morisma que invadió la península. Las tropas sarracenas hicieron añicos a las visigóticas. De la pérdida de Hispania se culparon los unos a los otros respectivamente. Y así dejó constancia de ello el romance patriótico: «Si dicen de los dos / la mayor culpa ha tenido, / digan los hombres la Cava, y las mujeres Rodrigo».

Lo que se informa a los contendientes de los próximos debates. La cosa viene de atrás: O Rodrigo o la Cava. Tertium non datur.

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