sábado, 9 de marzo de 2019

Queda mucho por decir de este 8 de Marzo





Todavía no estamos en condiciones de hacer una valoración plenamente ajustada a la formidable movilización de ayer, 8 de Marzo. Las valoraciones forzosamente habrán de ser sucesivas en función de sus consecuencias, de los cambios que se vayan dando como resultado del océano de personas que ayer expresaron explícitamente su consenso a la convocatoria. Océano de personas, decimos sin exageración, muy mayoritariamente de mujeres, especialmente de esa juventud militante. Igualmente impresionantes fueron las manifestaciones de las juventudes de Bachillerato como heraldos de lo que sería la cosa por la tarde.

Así pues, éxito de convocatoria y éxito también de la opinión pública. No sólo en España, también en Europa y otros lugares del mundo: hemos visto imágenes imponentes de manifestaciones en Turquía, Siria, India y Filipinas. Recurramos al tópico: esto ha venido para quedarse. Más todavía, es el signo de los tiempos.

Durante todo el contexto de la jornada se ha reeditado una profunda unidad social de masas. Tanto en las calles como, en muy menor medida, en los paros de los centros de trabajo. Esa unidad ha sido trabajada en miles de encuentros –reuniones y asambleas--  por parte de los protagonistas directos de la jornada. Y ha sido ampliada por la unidad de acción de los partidos políticos de izquierda. Con un elemento de gran importancia: hemos visto que ninguno de ellos ha instrumentalizado esa unidad social de masas. Es decir, la ´politización´  de la jornada ha tenido su origen y desarrollo en la sociedad civil activa que ha participado en el 8 de Marzo. Ha sido, permítaseme la aparente contradicción,  una politización social. No partidaria.

Los partidos políticos de izquierda han estado a la altura. Lo decimos con la misma contundencia que cuando, desde estas mismas páginas, les mostramos nuestro desencuentro. No participamos de la crítica patológica. Ahora, falta saber si hacen una lectura satisfactoria de tan gigantesca movilización. Si saben leer lo que ha ocurrido. Esperemos que así sea.

Porque, como es natural, el 8 de Marzo tendrá sus repercusiones políticas. Entiéndase bien: influirá en el cuadro político e institucional. De hecho podemos decir que ha obligado a todo ese cuadro a fijar posición. El mismo intento de Ciudadanos de reclamarse de un «feminismo liberal» expresaría, de un lado, no querer estar al margen de lo que se mueve y, de otro, marcar sus distancias con el Partido Popular, martillo del feminismo. Que ese constructo, «feminismo liberal», es algo  chocante no quita lo que decimos, al tiempo que expresa marrullería política made in Rivera.   

Ahora bien, que tales movilizaciones influyan en el cuadro político e institucional no quiere decir que necesariamente se trasladen mecánicamente al proceso electoral. Eso tendrán que ganárselo los partidos de izquierda. En resumen, se llevará un chasco quien piense que el 8 de Marzo es un regalo electoral a la izquierda.



Foto: Manifestación de ayer en Mataró. 



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