No
ganamos para sorpresas en Cataluña. Aunque tal vez sería más apropiado decir
que Cataluña es una sorpresa in itinere. Y no minúscula.
Por
ejemplo, la dirección de Comunistes
de Catalunya ha aprobado negociar con Esquerra Republicana de Catalunya su inclusión
en las listas electorales. La decisión conlleva su marcha de los Comunes.
La
postura de su máximo dirigente, Joan
Josep Nuet, ha salido adelante con un holgado 62 por ciento. En todo
caso, habrá que añadir que, no es irrelevante, al menos en la tradición
comunista, el porcentaje que se ha opuesto. Así pues, sorpresa también en la
conclusión del debate en el Comité central.
Aunque
la presencia política de dicho partido no era relevante al estar alojado hasta
ahora en la coalición de los Comunes,
su postura es importante. Negativamente importante. De un lado, produce una
merma en la formación de Ada Colau y, de otro, da bríos al independentismo
catalán. El efecto sobre los Comunes es un llueve sobre mojado después de las
últimas crisis de la organización. Es un efecto negativo en puertas de los
procesos electorales en curso, que hace más visible las tensiones internas.
Algo no recomendable en esta fase política.
Con
todo, tengo para mí que se ha hecho todavía más evidente que quienes han
defendido la fusión entre la cuestión nacional y la cuestión social han
discurrido de manera extravagante. Los datos indican que, en ese binomio, el nacionalismo –en este
caso, el independentismo-- engulle a
destajo las cuestiones sociales, que acaban siendo un perifollo para eludir el
qué dirán. Una posición (la de Comunistes) que siguen viendo el problema
nacional como en los tiempos de la III Internacional. Comunistes que diseñan
sus opciones al margen de los procesos de globalización y se enredan en las
políticas de campanario. Una postura desacertada.
Falta
saber qué hará –y dirá-- Izquierda Unida.
Post
data.-- La foto deja patente la
manifestación en Guadix (Granada) del pasado 8
de Marzo.
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