Estoy con el viejo Thomas Jefferson: “Si tuviera que
decidir si debemos tener un gobierno sin periódicos o periódicos sin un
gobierno, no vacilaría ni un instante en preferir esto segundo”. Thomas Jefferson, uno de los padres de la
Constitución norteamericana. Con lo que me imagino la cara de asombro que
hubiera puesto este prócer si hubiera vivido la bochornosa intervención del
juez y la fiscalía en el asunto del Diario de Palma. Y estupor añadido tras la
decisión de este artificio que es el Consejo General
del Poder Judicial, presidido por el no menos devaluado juez Lesmes que sigue sin salir de la charca. Unos y otros parece que se inspiran
en aquella concepción que dicta que la fuente principal del Derecho son los
hechos consumados. Pero la sombra de Jefferson en España no es suficientemente
alargada.
Dicho lo cual –y
procurando contenerme para no salirme de mis casillas-- añado: estoy no menos perplejo por la actitud
timorata de la profesión. Cierto, hemos visto algunas reacciones de los
periodistas que se han concentrado ante los juzgados de sus ciudades. Gente valiente
y, más apropiadamente, consecuentes. Pero eran pocos. No acudieron las
estrellas de la profesión, que se disfrazaron de talabarteros para no infundir
sospechas. Los directores de los medios se fueron de excusión. A nadie se le
ocurrió, por ejemplo, la idea de publicar una editorial conjunta de toda la
prensa española. El viejo Jefferson olvidado.
Por supuesto, el
mismo Jefferson que afirmó “sinceramente
creo que los bancos son más peligrosos que cualquier ejército”. Se informa a
los magistrados que Jefferson no era chavista. Ni de Podemos.
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