lunes, 24 de diciembre de 2018

Novedades en el independentismo catalán



El archipiélago independentista empieza a desgajarse. No se trata de su final, pero sí de su transformación en algo, que todavía no se puede predecir.  Esta es la novedad que se ha ido acentuando a lo largo de la anterior semana: la exhibición del enfrentamiento entre la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y el Govern de la Generalitat. Es decir, entre el independentismo raso y el de corte institucional.

La ANC, que se opuso frontalmente a la celebración del Consejo de Ministros en Barcelona, pudo percibir hasta qué punto las tesis de Esquerra Republicana de Catalunya se abrían paso, aunque tímidamente, en el comportamiento del equipo de Quim Torra. Y más todavía, a la ANC  le dio un ataque de alferecía cuando intuyó que Torra se iba a entrevistar con Pedro Sánchez.  De ahí que reaccionara con una operación insólita: presentar su propia candidatura a las elecciones municipales de Barcelona, Cap i Casal de Catalunya. O sea, el independentismo raso compitiendo con los diversos grupos del independentismo político. Más todavía, por si fuera poco, en la reciente asamblea, posterior al viernes pasado, la ANC –con el moscardón tras la oreja--  advierte a Torra que, de seguir por ese camino, dejarán de apoyarle. El ultimátum es claro. O caja o faja. Es nuevamente lo que se ha dado en llamar el totorresisme: o tot o res, o todo o nada. La ANC, por lo que parece, está hasta la cruz de los pantalones de que el independentismo institucional haya actuado como calientabraguetas hasta la extenuación. Por lo que mantiene las líneas de actuación de un procés, que no percibe como fracasado.

Ahora bien, el aviso de la ANC se dirige de manera inmediata a impedir que los grupos parlamentarios independentistas aprueben los Presupuestos Generales del Estado en el Congreso de los Diputados. Un desafío en toda la regla, no principalmente contra Pedro Sánchez sino contra ERC y el PDeCAT. Todo un reto que dificulta el acuerdo.  Poco importa el debilitamiento del gobierno español y el engallamiento de Aznar, uno y trino. Poco importa, además, que el govern catalá se quede bloqueado sin fondos. Lo que interesa es que el Sol salga por Matadepera. Desde luego, así las cosas, no es previsible que ERC apoye los presupuestos si los post convergentes del PDeCAT no lo hacen. Y viceversa. Ninguno de los dos querrá apechar con el baldón recurrente del català emprenyat, madre de todas las batallas, donde se cotiza la traición a destajo.

Calma. Temple. Y reflexionen despaciosa y juiciosamente: a esta situación de devertebración del independentismo se ha llegado porque el largo conflicto, que no ha acabado, no ve una salida que le sea propicia. Porque, cuando los conflictos empiezan a pudrirse, empiezan a resquebrajarse los mitos. La responsabilidad fundamental la tiene el hidalgo de bragueta que mora en Waterloo.

Punto final.— El resquebrajamiento del independentismo o «lo que no hicieron los bárbaros lo hicieron los Barberini». El pasquín original decía: «Quod non fecerunt barbari, fecerunt Barberini» ¿Estás en lo que es?


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