lunes, 17 de diciembre de 2018

El talón de Aquiles del sindicalismo




Isidor Boix es un provocador. Lo es en el sentido primigenio de la palabra. Su origen viene de la voz latina pro vocatio, o sea, el que vuelve a llamar la atención sobre un problema. En ese sentido nuestro hombre es un provocador nato. De hecho siempre lo fue. Conviene felicitarse de ello.


La cosa viene a cuento por el último escrito que ha aparecido en su blog. Mi amigo Isidor nos dice: «Precisamente hoy comienza en Copenhague su 4º Congreso (https://www.ituc-csi.org/4o-congreso-mundial-de-la-csi-20768?lang=en),  lo que me lleva a una elemental pregunta: ¿Cuántos trabajadores del mundo, cuántos en España, lo saben? Y, de entre los que lo saben, ¿cuántos saben de qué se va a discutir en este magno Congreso?, y, aún, de entre los que sepan algo de lo que se va a hablar, ¿cuántos han tenido ocasión de examinar los contenidos de tal Congreso y aportar ideas al respecto?. Y, sobre todo, ¿cuántos de los órganos de dirección sindical?». Esta es su provocación. El mencionado congreso acabó y, todavía, estamos en las mismas: si nadie sabe cómo empezó, tampoco sabemos de qué manera finalizó salvo la cuestión de que la anterior presidenta salió elegida por escaso margen frente a la italiana Susanna Camusso. Francamente, poca cosa. Son varias las reflexiones que me vienen de manera atropellada. 


Primero. El desconocimiento de las estructuras sindicales de cada Estado nacional en relación a los congresos supranacionales representa una patología cada vez más preocupante. Sobre todo, significa la desvinculación de la acción sindical doméstica con la global.  Se diría que cada sindicato nacional va a lo suyo, a pesar de que los problemas son, por lo general, comunes. Lo que lleva a la generación de movilizaciones dispersas y sin ninguna conexión con un proyecto global. Ni siquiera europeo.


Segundo.-- Hablando en plata: a mayor coordinación de los poderes fácticos de la economía y de los respectivos gobiernos, menor es la capacidad sindical de ubicarse en una alternativa y respuesta.  La globalización y los grandes procesos en curso de reestructuración e innovación sólo parece concitar un ensimismamiento sindical en cada país. En suma, a una economía abierta se responde con una acción nacionalista. Más todavía, ni siquiera se sacan lecciones de las pocas movilizaciones de signo global que, aunque pocas, tienen su enjundia. Pongamos que hablo de las luchas de los trabajadores de Amazón.


Tercero.— O el sindicalismo confederal da un giro de 180 grados o corre el riesgo de representar sólo a los últimos mohicanos. Si mantiene su praxis autárquica puede convertirse en el gallo de Morón. Sabemos, finalmente, que el sindicalismo tiene mimbres para proceder al giro copernicano de dar el salto y convertirse en un sujeto plenamente global, capaz de establecer la relación virtuosa con lo nacional, y viceversa.


Referencia. Clique aquí: HOY COMIENZA EL 4º CONGRESO DE LA CONFEDERACIÓN SINDICAL INTERNACIONAL, CSI, en Copenhague”. Escribe Isidor Boix.


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