lunes, 3 de diciembre de 2018

El terremoto andaluz




Ni los más avezados sismógrafos previeron el terremoto andaluz. Ni siquiera por aproximación. Ahora, como a toro pasado todos somos toreros, disimularán. No es un batacazo, es una hecatombe. Las derechas (incluidas las extremas más extremas) se hacen con la Junta de Andalucía.

Reflexiono y titubeando me pongo a considerar: lo que ha provocado el desastre ya estaba allí, en pleno corazón de la sociedad andaluza. Esta es una sugerencia para el proceso electoral, que está a la vuelta de la esquina. Las placas tectónicas se estaban moviendo subterráneamente desde hace tiempo. No es cosa de estas últimas semanas. Son los cambios de humores políticos que se están dando en Europa desde hace años. Cambios que parecía que no estaban en Andalucía. Andalucía es diferente, se decía. Aquí, la izquierda –aunque con problemas--  saldría más que airosa del paso, se presumía. La no percepción de los cambios, incluso «con  acento andaluz», es la principal causa de tan tristes resultados. Tampoco se supo ver que el fenómeno Vox daría un salto tan descomunal. En definitiva, Andalucía se ha ido escapando de la tradicional normalidad en la que se encontraba. Los sismógrafos estaban de parranda.

En ese cuadro de anormalidad se plantea una campaña sin ningún proyecto para Andalucía por parte del PSOE, sólo la rutina como si las aguas no estuvieran en fuerte marejada. La rutina de la exaltación de la cabeza del cartel. La modorra de una campaña átona. Homeopática. Otra lección para las próximas elecciones. Ahora, mientras tanto, las amapolas han dejado paso a los jaramagos.

Sísifo vuelve a empezar.

No hay comentarios: