Javier Aristu nos informa de la publicación del Estudio
General de Opinión Pública en Andalucía que publica el Centro de Análisis y
Documentación Política y Electoral de Andalucía de la Universidad de Granada. El documento completo se puede
descargar aquí. Aristu aprovecha la ocasión
para comentar los datos en su blog, En campo abierto, que
muchos consideramos un referente de
primer orden. Las señas del kiosko las tiene usted en https://encampoabierto.com/2017/01/18/estudio-electoral-en-andalucia/.
Al hilo del escrito de Aristu me
vienen a la cabeza las siguientes cavilaciones colaterales. Los datos no
parecen halagüeños para los socialistas andaluces y, más en concreto, para Susana Díaz en unos
momentos en que, según dicen los mentideros más o menos informados, podría dar
el salto para optar a la dirección del PSOE. Voces habrá en el socialismo
meridional que le aconsejen quedarse en Andalucía, al menos mientras no aparece
una personalidad clara para substituirla. Naturalmente, eso no es cosa nuestra.
Lo que no parece objetable es que Díaz es, en la parte que le toca, responsable
del agotamiento de su partido en Andalucía.
Entiendo que el estancamiento
del socialismo meridional no está ligado tanto a la crisis del famoso Ok Ferraz como al
agotamiento de un modelo político. Un agotamiento que no parece que es
percibido por el grupo dirigente andaluz o, en el peor de los casos, no sabe
cómo remontar esa parábola descendente. Naturalmente, la espasmódica situación
interna del partido es un elemento añadido, a lo anterior, al agotamiento del
proyecto socialista.
Si los datos se mantienen en el
tiempo –o se agravan-- todo indicaría
(nos advierte Aristu) que, en las próximas elecciones, o se gobernaría en
coalición o sobre la base de pactos de legislatura. ¿Con quién? Ahí está la
madre del cordero. Digamos que, en Andalucía, hacer una gran coalición con el
Partido Popular sería enormemente indigesto para un amplio sector del
electorado andaluz. Por ahora, no se vislumbra posibilidad alguna de pactar con
Podemos. Ambas formaciones organizan tesoneramente su mutua incompatibilidad al
grito de muérete para que yo viva. En todo caso, uno de los dramas que se están
consolidando es la imposibilidad de que socialistas y podemitas tengan unas relaciones políticas medianamente
razonables. O caja o faja parece ser la idea fuerza.
Quedaría, pues, la opción de
Ciudadanos, una formación política extremadamente versátil. No descartándose
ahora un pacto de legislatura. Ahora bien, en esas condiciones todo indicaría
que el ubícuo partido atrapalotodo está declinando.
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