lunes, 23 de agosto de 2021

La oposición, pollos sin cabeza


 

La oposición carpetovetónica está angustiada; la independentista está sumida en un caos adobado de retórica de mercadillo. Así se las ponían al séptimo Fernando, quiero decir –pidiendo disculpas por tan macabra comparación— así se las ponen a Pedro Sánchez.

Ambas oposiciones, en este terrible escenario internacional tras la caída de Kabul en manos de los talibanes, en unos momentos en los que falta mucho para derrotar la pandemia, ambas oposiciones –digo--  se dedican a los fuegos artificiales sin nada constructivo que llevarse a la boca. Mientras tanto, Sánchez redimensiona las relaciones con los Estados Unidos, arregla el desconchado con Marruecos y, de hecho, se convierte en el líder de la evacuación de Afganistán. ¿Baraka del primer dirigente socialista? Sería más apropiada esta hipótesis: Casado y su coro de serafines se ha afiliado conscientemente al mal fario. De un lado, tiene el recurso aparente de la ´herencia recibida´ --esto es, de los más sonados casos de corrupción--, de otra parte, ha fracasado estruendosamente en la movilización contra los indultos. Iba a arder Troya –decían en Génova— y finalmente ni siquiera ha sonado un mixto de crujío. Angustia a discreción en los establos de Augiás: lo que hacen no inquieta al gobierno, aunque engorda a la competencia de la derecha extremista.  

Playas de Cataluña abarrotadas de gente; botellones a diestro y siniestro; los trenes de Cercanías atestadas de personal… Sin embargo, la preocupación del equipo dirigente de Esquerra Republicana de Cataluña (Oriol Junqueras y Aragonès García) es «la posibilidad de un nuevo referéndum si fracasan las negociaciones».

Pero la retórica del fracaso tiene una forma de figura geométrica: la parábola descendente. (Lo que no sabemos es cuántos kilómetros tiene esa parábola).

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