domingo, 6 de junio de 2021

Waterloo del exterior, Waterloo del interior.


 

Los serviolas de este blog empiezan a atisbar matices y puntualizaciones de los dirigentes de Waterloo que están en el interior con relación a los que viven allende los Pirineos. Son tonalidades relevantes que conviene señalar y destacar porque, de momento, indican un cierto distanciamiento político entre las dos fracciones. En concreto, los de Junts x Catalunya con mando en plaza utilizan un  dialecto que no es el idioma de Carles Puigdemont. Uno de ellos es Jordi Puigneró, vicepresidente del govern de la Generalitat.

Conviene recordar que este caballero alcanzó pronta fama insistiendo, hace años, en que Cristóbal Colón, Teresa de Ávila, Leonardo da Vinci y no sé cuántas más celebridades eran catalanas. Con cosas de esa extraña combinación entre el nacionalismo hilarante y el acné juvenil, la mezcla de ratafía y calisay.

Pues bien, este Puigneró ha hecho unas sorprendentes declaraciones a La Vanguardia, hoy domingo, que no conviene echar en saco roto. Les aseguro que no perderán el tiempo leyendo esta entrevista.

«Será difícil salir del conflicto si no se resuelve el problema de Puigdemont», afirma. De donde inferimos que la solución del problema ya no es la que se decía tiempo ha, la independencia de Cataluña. Más matices, se habla de dificulta, no de imposibilidad.

«La vía unilateral no es la primera opción», puntualiza. Que es, por así decirlo, un lenguaje un tantico insurreccional con relación a la idea del hombre de Waterloo y sus espoliques. Es en esta formulación donde se observa la distancia entre el interior y el exterior. Y es que –digámoslo con claridad--  la fatiga de empecinarse en las quimeras empieza a tener un límite en el interior. No tanto en el exterior donde se espera la parusía como supervivencia psicológica más que política.

Y por último. Sigue hablando Puigneró: «Lo volveremos a hacer es una expresión de Jordi Cuixart y tiene mucho simbolismo».  Chocante este Puigneró, es como si dijera compasivamente ´son las cosas de Cuixart´. Y sobre todo: puro simbolismo. Los atalajes del carro de Waterloo empiezan a perder esencia, presencia y potencia.


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