miércoles, 28 de abril de 2021

Contra crispación, sosiego


 

 

Tengo la impresión de que se oyen pocas voces que llamen al sosiego. Las noticias y reportajes en los diversos medios nos traen el clima de extremada aspereza política y social que realmente se vive en Madrid y Cataluña. Las voces que faltan para decir la suya no lo hacen –entiendo yo— por equidistancia sino porque están a la expectativa.

La bronca superlativa provoca que, por ejemplo, se esté dando escasísima atención a un dato relevante: el cien por cien del grupo etario de los mayores de 80 años ya está vacunado contra el covid y el 64 por ciento haya pasado ya la segunda vacuna. Lo que vende mediáticamente son los elementos –dramáticos algunos de ellos--  que están perturbando la política y la convivencia. No alcanza, sin embargo, su debida atención que el Consejo de Ministros haya aprobado el plan de los 140 mil millones de euros de los fondos europeos contra los efectos de la pandemia. Esto tampoco vende. Es la lógica de lo extravagante: no es noticia que un perro muerda a una persona, pero sí lo es que una persona muerda a un chucho.

Los medios no están haciendo pedagogía de masas. En el mejor de los casos, pocos, hacen de notarios fidedignos de lo que está sucediendo; por lo general o bien practican el tremendismo o bien azuzan sin orden ni concierto en clave nihiista. Cuando hablo de ´pedagogía´ no me refiero a ocultar las noticias; estoy hablando de la necesidad de sosegar, calmar a la opinión pública. Y, especialmente, a no agobiarla. ¿Es necesario que el ochenta por ciento de los telediarios se dedique a informaciones sobre el covid?

Es necesaria esa pedagogía de masas cuando leemos que el 90 por ciento de los españoles «no confía en los partidos políticos», según comunica el Eurobarómetro de la Comisión Europea.

Atención, Madrid: procura no convertirte en el espejo cóncavo de Cataluña.   Porque puedes ir entrando en la decadencia.

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