martes, 13 de abril de 2021

Algunos jueces, costra de chimenea

La mayoría de las asociaciones de la carrera judicial se está convirtiendo en una nueva guilda o –para decirlo con mayor precisión--  en un partido cuyos objetivos son estrictamente alimenticios y de corrosión de la política convencional. Nada les autoriza a ello; su papel está fijado con claridad meridiana en los textos legales correspondientes. Las asociaciones de jueces, hecha la excepción de la progresista, se lo están pasando todo por la cruz de los pantalones. Es la mutilación del barón de Montesquieu.

Hace años que el Consejo General del Poder Judicial tiene caducado su mandato. El Partido Popular se niega obstinadamente a negociar  la obligada renovación, porque entiende que las relaciones de fuerza y poder en el Consejo les son favorables. Sus aromas huelen a Calomarde y a sus cofrades apostólicos. Ante el retraso el CGPJ hace la puta y la Ramoneta en su versión carpetovetónica. Pero especialmente no le llama la atención al PP que se ha venido negando a negociar los componentes del Consejo.

Comoquiera que el gobierno considera inaceptable que siga el mandato del agotadísimo Consejo General ha planteado un proyecto de ley para proceder  a la renovación. Y aquí se ha formado la batahola: las togas caducadas y las mugrientas puñetas arman el quilombo. Que se traduce en una especie de amonestación al gobierno por querer llevar al Parlamento un proyecto de ley. El Partido Judicial lleva tiempo entrenándose en estas zahúrdas.

Y para rematar el clavo idean algo parecido a lo que hiciera algún partidillo político de tres al cuarto: enviar una carta a la Unión Europea criticando la reforma que ha sido aprobada por las Cortes. Ellos, pirómanos, encienden la mecha y llama a la Unión para que haga de bombero contra Pedro Sánchez. Don Bartolo de Sassoferrato los pondría en fila a todos ellos y, diezmándolos, enviaría a uno de cada diez de ellos a cinco años de apostolado en Somalia.

Con todo, no queda otra que aprender a convivir con esa costra judicial; eso sí, vigilada y controlada por un renovado Consejo General del Poder Judicial.  

 

Post scriptum.--- «Lo primero es antes», parece decirle don Venancio Sacristán a los rábulas del Consejo General del Poder Judicial, costra de chimenea, o sea, tutía.   

 

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