domingo, 27 de diciembre de 2020

Pablo Casado no tiene quien le escriba


 

Pablo Casado ya no tiene quien le escriba. De hecho, hace tiempo que el cartero no llama dos veces a su puerta. Ni siquiera sus parciales le citan. Pero el alcázar de Casado, aislado por los cuatro puntos cardinales,  no se rinde. Se explica ese autismo: la coyuntura sigue sonriendo, aunque a trompicones, a Pedro Sánchez. Un dato: ya están las vacunas en España.

La Unión Europea ha puesto en marcha los fondos para la lucha contra la crisis y ha salido razonablemente bien de la tan estrafalaria como historiada cuestión del Brexit. Y, en lo doméstico, los elementos que podían ser intimidantes sólo son un ligero incordio, picotazos de mosquito. Pongamos que hablo de los sables oxidados y los limpios con netol, además de los gruñidos que se emiten desde Waterloo.

A Casado sólo le quedan las apariencias de un partido que fue y, por lo que se ve, tardará mucho en ser. Y por si faltara poco el Fondo Monetario Internacional ni siquiera lo tiene en su grupo de whatsapp. La pandemia ha provocado un cambio tan vasto y brusco que hasta el FMI ha variado radicalmente su tradicional postura. De aquel tristemente célebre Consenso de Washington se ha pasado justamente a sus antípodas. Casado no lo barruntó, a pesar del buen olor de la nueva pepitoria que se estaba cocinando en el FMI. Por eso se emperró en seguir poniendo la proa a la política económica del gobierno progresista de coalición. Cuando el FMI, de un tiempo a esta parte, hablaba de no rebajar la presión fiscal, el alcázar de Casado arremetía contra la ortodoxia de Pedro Sánchez, aplaudiendo la política fiscal de la Comunidad de Madrid, justamente lo contrario de lo que reclama el Fondo.  

En síntesis el FMI plantea: «Los Gobiernos deben tomar medidas para mejorar el cumplimiento tributario, y evaluar la aplicación de impuestos más altos para los grupos más acaudalados y las empresas más rentables» (1). No se trata de un planteamiento a la ligera; es sabido que, desde el acceso a la directora del Fondo de la búlgara Kristalina Georgieva, la institución ha dado un giro espectacular. Georgieva –nada que ver con Strauss Khan, Rato y Lagarde— es autora de un importante artículo Reducir la desigualdad para generar oportunidades, donde se aboga por el tipo de política fiscal que propone el Pacto de gobierno español (2). Eso lo decíamos en enero de este año, antes de la pandemia.

Pero el alcázar de Casado, no se da por enterado. En resumen, la derecha española está fuera del perímetro del FMI, algo tan esperpéntico como aquel papa del Palmar de Troya en grotesca rebeldía del Vaticano. ¡Cosas veredes!

Posiblemente en privado algunos gerifaltes dirán que el FMI se ha vuelto chavista, social comunista y demás ridículas pipirranas. Y, tal vez, haya quien piense que se han pasado con armas y bagajes al keynesianismo. Mi hipótesis provisional es que la institución ha tomado buena nota de los destrozos que ha hecho la pandemia y ha estimado que ese fenómeno global puede provocar un desperfecto mundial. De manera que --entiende el Fondo-- es preciso proceder a un afeite cosmético de fondo del neoliberalismo, al menos durante un tiempo difícil de precisar. El alcázar de Casado sigue, no obstante, repleto de libros intonsos.

Sigue así, aunque perplejo. Porque nadie que pinte algo medianamente importante en el mundo de la economía lo tiene como referente. Porque está auto exiliado de los planteamientos del Partido popular europeo. Y, como hemos dicho más arriba, la voz ex cathedra del FMI no lo tiene en su lista telefónica. Dispensen la reincidencia, Casado sigue en la periferia de la política española, voluntariamente discapacitado para aportar una miaja de propuesta. Casado es sólo un juanete que molesta, pero no ahoga. 

Así se las ponen a Pedro Sánchez. Hoy, no obstante, el incordio más complejo de capear es la consistencia y unidad del propio gobierno. Visto con frialdad debemos decir que los resultados han sido largamente más positivos que algunos rasguños. No es necesario recordar el paquete legislativo aprobado, ni el carácter de los Presupuestos Generales del Estado. Pero sí es obligado recordar que: primero, todavía, queda mucho itinerario por recorrer; y segundo, la lucha contra la pandemia será prolongada. Por lo que el llamamiento a la responsabilidad de unos y otros en el gobierno no es una jaculatoria, es la garantía de poder continuar con una política progresista al servicio  de las personas de carne y huesos. Esto es, igualmente, un aviso a las almas panglossianas que tienen la tendencia a ver los asuntos de color de rosa.

Perdonen, he hablado del alcázar de Casado, en realidad quería decir el campanario de Casado. Disculpen el desliz.    

 

Post scriptum.--- «Lo primero es antes». Decía de cuando en vez don Venancio Sacristán al tiempo que liaba un caldogallina.

 

 

1)           https://elpais.com/economia/2020-10-14/el-fmi-llama-a-subir-los-impuestos-a-los-mas-ricos-y-a-las-empresas-rentables-para-pagar-la-factura-de-la-crisis.html?fbclid=IwAR1N6HeMKXlZTCk4sbghGBy4pD1whjOqtnhqXyP7-CBVfslD3ektrZLilXM

2)                https://blog-dialogoafondo.imf.org/?p=12536

No hay comentarios: