jueves, 3 de diciembre de 2020

Meditaciones desde mi ambulancia (18)


 

A pesar de lo temprano de la mañana la ambulancia se topa con atascos entre Pineda de Marx y Calella de Paco Mias antes de entrar en la autopista. Es una fatiga para los probados conductores que sufren por ellos mismos y por nosotros, personas mayores. Los atascos, malum signum: despilfarro económico y más contaminación medioambiental.

Precisamente otra de la ventajas de la «ley de usos del tiempo», que venimos comentando estos días, sería la flexibilización y los horarios de trabajo y de vida. Es la flexibilización positiva, negociada, que eliminaría toda una serie de patologías de la rigidez en beneficio de una aproximación a la autodeterminación de los tiempos de trabajo y de vida. Estoy contento. Porque, por fin, me siento representado por esta idea –la expresada por el secretario de Estado, Joaquín Pérez Rey— que, de una manera no tan acabada, ha sido un elemento central en mis escritos sindicales desde tiempos lueñes. No me importa decir que, sobre este particular, prediqué en el desierto, cosa que podrán corroborar los sindicalistas de mi quinta. Pérez Rey, como Marcel Proust, ha ido en busca del tiempo perdido. Me pregunto si Pérez Rey está en la lista de los 26 millones de españoles fusilables que, según parece, tendría en cartera ese general zaborrero.  

Afortunadamente la ambulancia sale del atasco. Atasco el que tiene Waterloo en la composición de su lista para las elecciones autonómicas que se harían –si don Rafael Ribó no tiene inconveniente--  el día de san Valentín. Una vez aclarada la cabecera de cartel –con Laura Borràs en primer lugar--  los diversos grupos de Waterloo tocarán a rebatiña para situar a sus ahijados en lugares de salida. No será pacífica esa elaboración. Todos ellos han interiorizado que vienen curvas. Por lo demás, el sector más tradicional está que trina con la Borràs. Es un personaje inquietante: su carrera política la ha hecho en las vicisitudes del procés. Ahora, ese sector se escandaliza, pero no cae en la cuenta que es una consecuencia de la política de ´fichajes´ de Artur Mas.  Es lo que tiene esa técnica que la política ha importado. Se ficha a personas que, sin cursus honorum, pasan directamente a los primeros lugares de las listas electorales. Malum signum.

Se aceran, pues, las elecciones autonómicas. A don Rafael Ribó que, en el fondo quisiera que se retrasasen hasta que Waterloo se pusiera pantalones largos, parece que nadie le hace caso.  

Me pregunto por qué la izquierda catalana no pone la misma fuerza en el corredor del Mediterráneo que Ximo Puig, ¿otro fusilable? Mucho sobre ello ha escrito mi amigo Manuel Gómez Acosta; lo más seguro es que don Manuel no sería fusilable porque es hijo del cuerpo. O la izquierda catalana hace suyo ese proyecto o nadie lo tendrá en cuenta. El corredor del Mediterráneo es una potente interferencia –europea y doméstica-- para los independentistas; para el Partido Popular es un vade retro, porque (según ellos) es una chuchería de la izquierda valenciana. Es la miel en la boca del asno de la calle Génova.

A mi juicio es un proyecto progresista y, además, procura una fuerte fisicidad a la concreción de la España federal. Vale, la izquierda catalana pone el énfasis sobre el carácter federal de España, pero –lo digo sin melindres--  eso es todavía pura metafísica. El corredor del Mediterráneo es, en cambio, algo concreto, factible, necesario. Para más información, lean a Enric Juliana hoy en  La Vanguardia:  La Commonwealth mediterránea.

Mañana doblo el pico. Pasaré el Ecuador de mis viajes ambulanciescos. Sólo me quedarán otros 19 paseíllos.  Bonum signum.

 

Post scriptum.--- La España federal. Vale. Pero «lo primero es antes», que decía don Venancio Sacristán. Un día lo pondremos en inglés para darle mayor empaque.

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