miércoles, 30 de diciembre de 2020

Meditaciones desde mi ambulancia (35)


 

Ayer, en este mismo lugar de la ambulancia, meditaba acerca de la irreformabilidad del grupo dirigente del Partido Popular; dejaba en el aire si el partido, en tanto que tal, podría reformarse o no. La crónica de Carmen del Riego (La Vanguardia, 29.12.20) nos da algunas importantes pistas para despejar esa incógnita (1).

Se pretende que el partido tiene que estar graníticamente estructurado en torno a la cabeza, el tronco y las extremidades de Pablo Casado. Debe pasarse,  pues, la garlopa por los residuos del sorayismo y otras verrugas adyacentes. La concreción de todo ello sería una operación conducente al control prusiano de las estructuras provinciales, reducidas sólo y solamente a terminales burocráticas con unos responsables--capataces 5.0, teleoperados desde la calle Génova. Esta es la primera derivada; la segunda sería, a nuestro entender, el embridamiento de los candidatos a presidir las comunidades autónomas. A los barones hay que cortarles las uñas.

El alcázar de Casado ha observado que los taifatos autonómicos son también causa y efecto del poder de las baronías políticas e institucionales. Hablando en plata: esa situación sólo es apetecible a Casado cuando sirven de lucha contra Pedro Sánchez. Pero al presidente del PP no le interesa que ´sus´ presidentes autonómicos sean un contrapoder contra Génova. Los presidentes autonómicos y el conjunto de las estructuras territoriales han de ser, en el mejor de los casos, los manijeros del señorito.  Un señorito que exige una «religión, una espada y una lengua».

En el fondo, el alcázar de Casado es consciente de su debilidad intelectual y política. El férreo control es, a todas luces, la inseguridad de quien sabe que no tiene la autoridad política de Fraga ni Aznar. Un control, además, que se ejerce a través de la desazón de quienes no quieren ser reducidos al ostracismo o a la postergación de las listas electorales en todos los ámbitos, aliñado con la servidumbre voluntaria del afiliado—masa.

Sigo meditando mientras cruzamos las tierras jurisdiccionales de Canet, patria chica de aquel legendario trompetista Rudy Ventura. (Una vez me tocó en su casa un fragmento de la Novena, que yo aplaudí a rabiar).

En el Partido Popular ha desaparecido aquella exigua fracción de los ilustrados. Se auto eliminaron sin ni siquiera ponerse en jarras. Otros, como el desaparecido Margallo, se cansaron sin ofrecer resistencia. La batalla la ganaron los bronquistas, los del barullo. El resto acabó «sólo, fané y descangayado».

Así las cosas, la conjetura sigue siendo esta: el Partido Popular es irreformable mientras exista el alcázar de Casado. Toda una anomalía en las derechas europeas. No conocemos ningún partido institucionalmente homologable al PP que se haya puesto tan de culo contra el gobierno de su país. Por lo demás, es hora de que conozcamos alguna propuesta de los de Aznar contra la pandemia. Ni siquiera una jaculatoria. De manera que la sequía proyectual la disimulan con una bronca de patio de colegio.

Hablaba anoche con mi amigo HR*, residente en la Nueva York de la Mancha, que me reconvenía por mi preocupación de las cosas internas del PP. No estoy seguro de haberle contestado con las palabras adecuadas. Sobre chispa más o menos, estas fueron mis palabras: «La calidad y consistencia de una democracia guarda una relación estrecha con la calidad y consistencia de los partidos políticos en liza. No sólo, ya lo sé. De ahí a que si la oposición no es tal sino una zahúrda, la política se resiente. Querido H*, si el PP es irreformable tenemos bronca por los años de los años que dure».

Conclusión provisional: las grandes organizaciones tienen una tendencia a la burocratización, mientras las pequeñas tienden a la grupusculización; en cambio, el PP se encamina sin descanso a la bunkerización.

Paciencia. 

(Me quedan cinco viajes)

 

1)    Casado quiere un PP a su medida al margen de los barones

 

Post scriptum.--- Don Venancio Sacristán decía alguna que otra vez con manifiesta intención: «Lo primero es antes». 

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