miércoles, 4 de diciembre de 2019

Unai Sordo y Pepe Álvarez en prisión




Unai Sordo y Pepe Álvarez han visitado a Oriol Junqueras en la prisión de Lledoners. Sordo lo hizo ayer; Álvarez estuvo el jueves pasado. El encuentro cobra una especial importancia  porque se ha realizado en una coyuntura política enrevesada. (El día que las cosas se desatasquen en España nos parecerá raro).

Vamos por lo derecho, la visita ha tenido una clarísima intencionalidad política: pedir al primer dirigente de Esquerra Republicana de Catalunya que favorezca la investidura de Pedro Sánchez. Más exactamente, que facilite un gobierno PSOE – Unidas Podemos. Es la primera vez que el sindicalismo confederal ha tomado una decisión de esa naturaleza. Lo que vendría a indicar que Unai y Pepe no las tienen todas consigo.

Los sindicatos han actuado de esa manera desde su propia independencia y autonomía. Pero vale la pena añadir que la independencia sindical no equivale a indiferencia del cuadro político institucional. Que los sindicatos sean independientes de los partidos políticos (incluidos los de izquierda) no significa que sean indiferentes a dicho cuadro institucional. Tampoco quiere decir, según la expresión de Bruno Trentin, «sindicato—amigo».   Lisa y llanamente, el sindicalismo puede –y, necesariamente, debe--  preferir un gobierno de progreso. Como, en sentido contrario, la CEOE declara sin melindres sus preferencias por una coalición del PSOE con el Partido Popular.

Unai y Pepe le han hablado a Junqueras en prosa. Por lo general, los sindicalistas rehúyen los cantares de gesta, especialmente si son romances de frontera. Es decir, ambos sindicalistas seguramente le han recordado al dirigente republicano los temas, que siguen pendientes, de la agenda social. Y, también, los indicios de nubarrones en el horizonte: un complicado parte meteorológico de Noé. Y con amable energía le habrán recordado la vieja máxima latina: «Primum vivere deinde philosophari». Que el filósofo de Parapanda traduciría así: Lo primero es vivir, después filosofar.

Y hasta es posible que los dos dirigentes sindicales le habrán recordado a Junqueras, que también es historiador, que la reincidencia en desperdiciar ocasiones puede acarrear graves inconveniencias. Y que dilatar las decisiones comporta el riesgo de que las cosas se pudran.

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