martes, 17 de diciembre de 2019

El Partido Laborista chochea




Todavía me hago cruces ante la estrategia política de Jeremy Corbyn, que ha resultado calamitosa para su partido, la izquierda y los intereses europeos. Corbyn, un líder al que saludamos cuando  se hizo con las riendas de un enflaquecido Labour Party nos ha llevado a la perplejidad y a la falta de capacidad de entender cómo se puede ser tan extrañamente incapaz.

La estrategia de este caballero ha sido la siguiente: su partido debe ser neutral ante la salida del Reino Unido de la Unión Europea. El partido no debe pronunciarse: cada cual tiene libertad de voto en el referéndum. Más todavía, ello no debe entenderse como indecisión, sino como postura política militante. Lo que a un servidor le parece una consecuencia de la decadencia del Labour más allá de que su líder chochee a destajo.

En pleno fragor del debate las disensiones en el Labour aumentaron contra la neutralidad. Lo que llevó llevado a un sector de los sindicatos (la confederación Unite) a llamar al orden de la ortodoxia. «Todos debemos seguir el mismo guión», exige su líder, Len McCluskey. Un sindicato en la inopia, que –frente al Brexit--  se encoge de hombros. Política de chichinabo, dijimos hace tiempo. Dirigentes líquidos que no tienen fuerza, presencia y potencia para enfrentarse con los derechones que van a degüello.



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