martes, 27 de abril de 2021

Sant Jordi no pinta nada de nada


 

Vivimos tiempos chocantes en Cataluña. Ni siquiera sant Jordi –con ser sant Jordi— ha sido capaz de que, en su onomástica, las fuerzas independentistas, aparentemente encargadas de formar gobierno, llegaran a un acuerdo. Las hipótesis, en clave de humor de algunos de mis amigos, de la posibilidad de acabar esa diada con el pacto de Sant Jordi, era puro cachondeo. Y es que al empantanamiento crónico de la situación le corresponde el estancamiento, también crónico, de todo tipo de pacto o apaño. Este estancamiento del desacuerdo es la novedad de unas semanas a esta parte de la vida política del independentismo catalán. Una situación que afecta, no solo a los directamente implicados (ERC y Waterloo) sino al conjunto de la ciudadanía. Nadie en el puente de mando, nadie en la sala de máquinas: la dotación y sus mandos están o bien en la cubierta o bien en el ambigú de la nave.

Afecta y mucho. Este domingo pasado se han puesto solamente 1.100 vacunas y sólo 40 segundas dosis. Más todavía, amigos tengo que han recibido aviso, siendo de Calella de la Costa, para vacunarse en pueblos de Tarragona. Amigos tengo que han conseguido reducir esa distancia y poder vacunarse en Blanes. No han sido pocos. Caos y desbarajuste, pues.

Así las cosas, el que administrativamente parece ser el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès García, ha declarado que se pone el frente de la negociación para formar gobierno. Ya veremos. Este Aragonès quiere rematar la faena con rapidez, pero en Waterloo hay banderías distintas y contrapuestas. A su frente está el politólogo  Jordi Sánchez que manda en la organización solamente para decir no. Para  el hay que contentar  a todo el arca de Noé de Waterloo. Lo que me hace recordar viejos tiempos: para decir no bastaba el acuerdo entre Pepe y Paco. Para dar el consentimiento (la firma, por ejemplo) era preciso, según las costumbres más arraigadas, un baño de democracia. Cosa chocante: autoritarismo en la bicefalía, de un lado; oclocracia, de otro.

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