jueves, 15 de abril de 2021

ERC, esa confusa olla de grillos


 

Esquerra Republicana de Catalunya vuelve a ocupar el primer puesto del podio de los partidos europeos más confusos. Parece que estaba un tantico inquieto por la pérdida momentánea de tan acrisolada condición. Así pues, vuelta a la normalidad.

Sabemos que se han reunido altos representantes de ERC y de Waterloo para volver a magrear el asunto del Consell  Nacional per la Repbúlica. De un lado, Marta Rovira, exiliada en Ginebra sin que conste que la busque –o la haya buscado--  la Justicia y, de otro lado, Toñico Comín y el bardo Lluis Llach. El encuentro, según dicen los asistentes, ha ido la mar de bien: se avanza hacia Itaca al tiempo que los de JunquerasAragonès García van ingresando a hurtadillas en esa estantigua del Consell per la República.

Podría ser que el tipo de negociación que ERC ha entablado con los de Puigdemont para repartirse la túnica sagrada tendría esta característica: darle a cada facción de Waterloo lo que esta exige con mayor hincapié. El problema –o uno de los problemas más enrevesados--  es que una tribu muy potente, la de Laura Borràs, presidenta del Parlament, quiere, propone y trabaja por la celebración de nuevas elecciones. Con lo que el confuso partido de ERC está negociando confusamente con los diversos retales confusos que componen Waterloo. Con lo que, así las cosas, la confusión no es una anomalía en el interior del independentismo sino una seña de identidad: confuso, el independentismo mágico, confuso el independentismo,  pragmático sólo los días nones.

Todo ello nos lleva a una situación de solipsismo en el sedicente gobierno autonómico. El problema tiene todas las de eternizarse. Tal vez no se resuelva el asunto mientras no se sepa qué se entiende por antes que antecede a lo primero. Sería de interés que Pepe Sacristán nos aclarara el sentido de la máxima que refería su padre, don Venancio.

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