martes, 22 de diciembre de 2020

Meditaciones desde mi ambulancia (30)


 

Ya conocen ustedes el resultado de la encuesta del CIS que han publicado los medios. Tiempo tendré de comentarlo. De momento sólo se me ocurre una opinión provisional: no me gusta lo que veo. Cierto, no hay motivo de alarma, pero sí tengo un cierta inquietud en el cuerpo.

Es una desazón que se une a la que me asalta por la repetición de los desacuerdos en el seno del  gobierno entre la componente socialdemócrata y la podemita. Y lo más desacertado es que se insista en publicitar tales desencuentros. De donde podría inferirse que interesa más la publicitación de dichos desacuerdos que el desacuerdo en sí.

Sabíamos que no iba a ser fácil el entendimiento entre la vieja cultura socialdemócrata y la novicia práctica de Podemos; he dicho Podemos porque me cuesta trabajo creer que Izquierda Unida quiera ser tan echá p´alante. Pero una cosa son las dificultades para enhebrar unas relaciones complejas y otra, bien distinta, es empecinarse en que los desencuentros han de airearse, no en aras a la transparencia sino como una característica de ´marcar territorio´. Se trata de una pugna a ver si se camela a doña Correlación de Fuerzas, una dama poco dada a componendas.

De ahí que, a estas alturas, pueda decirse que no se trata tanto de inexperiencia de gobiernos de coalición, sino de una manera de entender cómo debe ser el gobierno de coalición. Una manera totalmente desafortunada. Y, sobre todo, perjudicial. Que incluso ha sobrepasado ciertos límites: Pablo Iglesias el Joven llama a sindicatos y otras organizaciones a presionar al gobierno para que haga lo que él piensa indispensable. ¿Tan imperiosamente necesario era hacer público ese llamamiento? Por otra parte, el dislate se acrecienta porque cabe la posibilidad de que los sindicatos respondan así: «Oiga, usted, no me meta en sus litigios. Nosotros somos ya mayorcitos para saber qué nos conviene».

Este salto ´negativamente cualitativo´ --airear los desencuentros y llamar a que otros ayuden a presionar--  da una imagen, en primer lugar, de crispada impaciencia de Iglesias y, en segundo lugar, de fragilidad de todo el Gobierno.

De persistir en esa técnica –puro cadornismo, podría decir Paco Rodríguez de Lecea— podríamos concluir en que Iglesias le interesa seguir en el gobierno, pero tensando la cuerda con la idea de debilitarlo y, así las cosas, ser más necesario.

Puro cadornismo: tuerto yo, ciego tú. De momento la encuesta que hemos conocido hoy a quien penaliza más es a Unidas Podemos. Por lo que más bien se trata de ciego yo, tuerto tú.

 

A todo esto hemos llegado a can Ruti. Tres cuartos de hora de viaje desde Pineda de Marx. Ningún atasco.

Me permito una sugerencia: vean –la tienen en la 2 de tve— la película Tormento, siguiendo la novela de don Benito del mismo nombre. Magníficos Ana Belén, Concha Velasco y don Paco Rabal.

Post scriptum.---  Don Venancio Sacristán, ahora más necesario que nunca: «Lo primero es antes». 

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