La
calidad de la asistencia médica, la labor de los profesionales y el buen hacer
de todo el personal de can Ruti –incluidos los
servicios de ambulancia-- que me cuidan me da
una gran tranquilidad para afrontar la
impertinencia de ese cáncer que se me coló con descaro y sin pedir permiso. En
este caso, pan chupao. Sosiego, pues.
Precisamente
es lo que falta en la vida política española o, por mejor decir, en su cogollo,
a saber, el Parlamento español. Y medito: me parece bien que se televisen las
sesiones parlamentarias, pero el uso que hacen algunos políticos de ello es
francamente deleznable. Las peroratas no van dirigidos exactamente a la Cámara
sino que, exhibiendo lo peor de cada cual, se orientan a la agitación
callejera. Y, como dejó sentado nuestro Lope de Vega «porque, como las
paga el vulgo, es justo / hablarle en necio para darle
gusto».
Pero ese ´hablarle en necio´ ha sufrido un cambio; ahora se ha pasado a
discursear –neciamente, por supuesto--
tabernariamente, sin orden mental y, en particular, a golpe de
infundios. Pablo Casado y sus parciales se han especializado en ello. No es nuevo, desde luego.
La lectura de los Episodios Nacionales, de don Benito Pérez Galdós, muestra que nada
hay nuevo bajo la capa del Sol. Lo nuevo es, en realidad, la difusión
instantánea y de masas de esas atolondradas discusiones.
Veo
la mar mediterránea a mi izquierda cuando la ambulancia está a la altura de
Sant Pol de Mar que Paco Rodríguez de Lecea bautizó
como Poldemarx. Y así quedará entre nosotros
dos. Mar en calma y como dice la napolitana «l´ aria é serena». Mar en calma y
airecillo sereno, justamente para llevarle la contraria a los jabalíes con
corbata.
Bronca
estrepitosa con algo que la acompaña: el mismo tema al que le dan vueltas y
revueltas. Bildu y
mil veces Bildu. Es La Parrala. Tanta insistencia cacofónica
por parte de las derechas me lleva a otra meditación: es posible que sólo sepan
hablar de esa sambumbia. El resto de los asuntos es para ellos terra incógnita.
Casado
y sus allegados son incapaces, al menos por el momento, de hilar un discurso
donde se propongan medidas serias para cualquier asunto que afecte a las
personas de a pie. Casado se empeña en mantenella y no enmendalla, a pesar de
que la Unión Europea ha avalado los Presupuestos Generales del Estado. Casado
es, hoy por hoy, carne de oposición.
Leo
a la altura de Llavaneras –estamos ya de vuelta a Pineda de Marx— un magnífico
artículo de Paco Rodriguez de Lecea en su blog, Punto y
contrapunto. Se titula La credibilidad cotiza a la baja. Lo comparto de
abajo arriba y de arriba abajo (1). Mil luchas democráticas avalan a mi amigo;
mil luchas sindicales le proporcionan esa sabiduría. Haría mal Pablo Iglesias el Joven si
desoyera las sugerencias que contiene ese artículo.
Recuerde,
pues, el dirigente de Podemos que los experimentos deben hacerse en casa y con
gaseosa. Porque realmente no sabemos qué se propone con esa diligencia
hermafrodita y esa política epicena.
Post
scriptum.--- Me quedan sólo treinta
viajes a can Ruti. Tengo, además, la suerte de que mis compañeros de ambulancia
–todos ellos de Pineda de Marx— son optimistas a carta cabal. Todavía no les he
dicho que «lo primero es antes», según refería don Venancio
Sacristán.
1)
https://vamosapollas.blogspot.com/2020/11/la-credibilidad-cotiza-la-baja.html?spref=fb&fbclid=IwAR0gl9dgsfXV5N9xGt3-JwmgVPVyWz3pglh9tXDn85AdWOQqM1UXdhfj6qk Paco Rodríguez de Lecea es el primero de la
izquierda, que está de pie.
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