martes, 11 de junio de 2019

Pedro y Pablo



Conviene no ponerse nervioso. Pedro Sánchez está mejor en estado de flema que intranquilo. Es lógico que Pablo Iglesias apriete porque  necesita oxígeno. Sus resultados electorales no le han acompañado como quería y esperaba. Por lo que parece de cajón que, dado que el PSOE necesita una serie de votos para la investidura de Pedro Sánchez, Podemos se haga valer y pida alguna cartera ministerial en el próximo gobierno. Esto es política y el reparto de la túnica sagrada no es una cuestión baladí. Ximo Puig lo ha entendido a las primeras de cambio.

Veamos: Pablo Iglesias necesita recuperarse de su traspiés y cree que, desde un ministerio, está en mejores condiciones; Pedro Sánchez, a su vez, precisa de los votos de Podemos y de algunos más. Digamos, pues, que ambos –los apóstoles Pedro y Pablo--  se necesitan para gobernar el reino, que es de este mundo. Por lo que no parece muy sensato que, ante las reiteradas peticiones  de Pablo, Pedro responda que podrían convocarse nuevas elecciones. Temple, oigan.

Digámoslo con crudeza: nadie tiene la certeza de los resultados que dispondrían unas nuevas elecciones. Más todavía, la frase –inútilmente brillante--  de Ábalos “las urnas tienen memoria” es poesía en octosílabos. Ni las urnas tienen memoria ni la memoria está en las urnas. Una repetición de las elecciones es un disparate caballuno.


El temple también es exigible a Pablo Iglesias. Recuerde usted el viejo refrán de “tanto tienes, tanto vales”.




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