domingo, 9 de junio de 2019

Pedro Sánchez y Ada Colau


Posiblemente Pedro Sánchez está esperando el desenlace del proceso electoral de los últimos comicios para dar el carpetazo definitivo a la sesión de su investidura.   Es decir, quiere tener el cuadro meteorológico al completo de las tendencias de doña Correlación de Fuerzas. De ahí que se tome al asunto con flema inglesa. No conviene atropellarse en los asuntos importantes. Esta es una nueva faceta  del otrora fogoso secretario general del PSOE. Sánchez certifica la bondad del viejo refrán  que señala que “se aprende a capar capando”. Sea, pues: flema, despacito y buena letra.

Pedro Sánchez tiene cierto tiempo para la investidura, y de esa guisa saber a ciencia cierta con qué apoyos cuenta. Como es natural, todos ellos pondrán por delante  la sinfonía ¿Qué hay de lo mío?  Que nadie se escandalice: esto es política, no unos ejercicios espirituales. La ley de la oferta y la demanda indica que el petitorio global será caro. Tampoco importa: la Moncloa bien vale una misa cantada.

Conviene recordar que una cosa es la investidura y otra es la legislatura. Los aperos de una y otra suelen ser diferentes. Y vale la pena recordarlo porque Sánchez no va muy sobrado de sostenedores. Los números, cierto, le son favorables, pero no son generosamente favorables. Más todavía, cuatro años es un periodo donde pueden ocurrir   muchas cosas así en el teatrillo  español como en el melodrama europeo.

Conserve, pues, Pedro Sánchez su flema. Pero vaya tejiendo un proyecto consistente que le permita navegar durante la legislatura con razonable comodidad. Los diputados que tiene ni siquiera son suficientes. Hable con Pablo Iglesias, pues no es conveniente que se ponga más nervioso. Por lo demás, si el otrora fogoso Pedro Sánchez  ha conseguido templar los nervios, en teoría nada parece impedir que Iglesias también aprenda a capar capando.

Oído, cocina: los socialistas barceloneses avisan a la señora Colau  que si no hay pacto no la apoyarán para alcaldesa. Lógico, esto es política, no el rezo del santo rosario. Pues bien, Sánchez: de te fabula narratur.

(Estas reflexiones las sostuvimos Doménec Benet y un servidor en la planta tercera del Hospital Comarcal. Al fondo, la mar mediterránea). 



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