viernes, 7 de junio de 2019

Gobierno catalán, olla de grillos




Ha pasado un año desde que Torra fue investido presidente de la Generalitat de Catalunya. Un año de inacción institucional, que se ha caracterizado por reacciones espasmódicas ante y contra España. Un año de artificios retóricos y palabrería huera. Un año perdido que ha servido solamente para acumular ridículos al por mayor. Fracaso, pues, en tierra, mar y aire.

Francesc—Marc Álvaro, hombre de letras, independentista pata negra, nos cuenta en La Vanguardia que todo el mundo habla mal del gobierno de Torra y especialmente los propios miembros del gabinete. Un gobierno que, según el periodista, no tiene cohesión. Nosotros diríamos que es un conjunto de tapas variadas que no conforma un menú. Cada cual va a la suya, compitiendo en molicie y desbarajuste. Una olla de grillos. Pura lógica: el carácter vicario de Torra y sus quídams con relación al hombre de Waterloo hace que haya correspondencia, vale decir, que a un inepto Puigdemont se corresponde con la zahúrda de Torra.

Por cierto, me informan de la última decisión de Waterloo. Todos los pactos municipales donde esté presente cualquier franquicia post convergente deberá ser aprobada por Puigdemont. Poca faena tendrá.



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