lunes, 3 de junio de 2019

¿Ha fracasado el proyecto de Podemos?



Es más fácil romper que pensar. Esta es la tentación de Podemos: romper (involuntariamente) la organización o pensar cómo salir de las aguas pantanosas. Las recientes elecciones han representado un grave quebranto para los de Pablo Iglesias. Ahora podría empezar el gran calvario para la organización. Exageradamente o no los rumores insisten en que vuelven a brillar las navajas de Albacete en la mitad del barranco. Y aparecen brotes de desmembración, que podrían dejar sin plumas al gallo.

En ciertas ocasiones, cuando se pierden estrepitosamente unas elecciones hay quienes buscan la solución en el rompe y rasga, no en la razonada meditación del «qué ha pasado y por qué». Y, a lo loco, se agita como solución el propio campanario, ya sea trostkysta, socialdemócrata o anarco sin fronteras. Y, mutatis mutandi, se ensayan experimentos con o sin gaseosa. En el fondo, podría ser que los patrocinadores de estas nuevas quisicosas políticas considerasen que el proyecto de Podemos ha fracasado. Yo no lo entiendo así.

Podemos ha tenido un gravísimo tropiezo. Pero su proyecto, como tal, no ha fracasado. Es más, yo diría que la ópera podemita tiene una partitura que suena francamente bien, pero que su libreto necesita un baldeo. Esta ópera, corregido el libreto, debe seguir sonando en los escenarios de la política española. Calma, pues. Porque no es lo mismo un sonoro tropezón que el fracaso de un proyecto político.


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