viernes, 29 de junio de 2018

Quim Torra, grotesco




Debemos a Paco Rodríguez de Lecea unos descacharrantes comentarios sobre la estancia de Quim Torra en Nueva York, EL PASO HONROSO DE QUIM TORRA (1). Genio y figura este caballero que fue definido con precisión como un hooligang, según indicó Joan Coscubiela en memorable discurso en el Parlament de Catalunya. Genio y figura a quien debemos agradecerle que no discrimine a sus públicos variopintos: lo mismo monta un pollo en Barcelona que en Nueva York. De la misma manera que organiza un follaero en el Parlament que lía una zahúrda en un festival en la antigua ciudad de los rascacielos. Torra es así: internacionalizando el ´conflicto´ y dando que hablar al mundo entero sobre la idiosincrasia de los catalanes puros, que ya estaban aquí, incluso antes que los primeros pobladores.


En todo caso, séame permitido un comentario aproximadamente político. Con el paso del tiempo se percibe que Torra se va despegando un tantico del hombre de Berlín. Normal, cada maestrillo tiene su librillo. Siguiendo antiguos ejemplos ya habíamos previsto que llegaría un momento en que se iría aflojando el cordón umbilical. En otras palabras, Torra inicia el asesinato de su padre. Puigdemunt empieza a estar inquieto. Con lo que los gestos hilarantes de aquel empezarán a generalizarse. No es cosa de tomarlo a risa. Me reafirmo: son gestos hilarantes, aunque Andreu Claret los haya calificado caritativamente de «tremendo error». Ahora bien, buscando un acuerdo con este brillante periodista podría decirse que hay tremendos errores que son grotescos.

Precisamente en puertas de su encuentro con Pedro Sánchez, este follonero la lía parda hasta el punto de acabar siendo zarandeado por los guardias de seguridad del festival siendo acusado de alborotador. Ni siquiera ningún mandatario bananero ha tenido un comportamiento tan poco convencional como el de este agitador de sala de fiestas. Primera consideración provisional: no hay posibilidad de apaño mientras este sujeto siga al frente de Cataluña. Porque el conflicto que organiza este Torra tiene una naturaleza protopolítica. En resumidas cuentas, Torra pasea su singularidad esperpéntica disfrazada de internacionalización de la causa. Pau Casals abochornado en su tumba. Y Pedro Sánchez, preguntándose qué le dirá a este caballero el día que se vean las caras. Mientras tanto, la selección alemana de fútbol encuentra consuelo: hay quien les supera en ridículo.   



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