Escribe Doménec
Benet*
El
movimiento separatista catalán ha destacado por su gran habilidad en poner en
circulación eufemismos que disimulan y suavizan su propuesta secesionista
(derecho a decidir por derecho de autodeterminación, independencia o soberanía
por separación, …) y por el uso espúreo de la demoscopia.
Se
les ha de reconocer cierto mérito por haber logrado que haya calado en un
amplio espectro social y político, la idea de que el 80% de catalanes están a
favor del eufemístico derecho a decidir. No quiero entrar aquí en el uso
oportunista que algunos partidos (algunos, por cierto, que por su origen y su
pretendida nueva forma de hacer política, se les presuponía mayor seriedad en
sus propuestas) han hecho del término, sólo resaltar que esta idea se basa en
una manipulación de los resultados de algunas encuestas.
Estoy
seguro de que en más de una encuesta más de un 80% de ciudadanos de Catalunya
han respondido que sí cuando se les ha preguntados si querían decidir sobre las
cosas que les afectaban. Faltaría más. Como dijo el profesor Morente, lo
extraño es que un 20% quiera que sean otros los que decidan. No hace falta
profundizar mucho para darse cuenta de que la trampa está en la pregunta, ya
que si lo que pretendemos es establecer cómo se deben tomar las decisiones en
un sistema político democrático, no se trata de discutir quien tiene derecho a
decidir, que lo tiene cualquier ciudadano afectado por lo que se vaya a
decidir, sino cuándo, cómo y con quien se va decidir. Pero esto ya es demasiado
complejo y nos fastidia el eslogan facilón del 80%.
Todo
esto viene a cuento por la última hazaña del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO),
organismo dependiente del Departament de Presidència de la Generalitat de
Catalunya, que acaba de dar a luz el Baròmetre d’Opinió Política. 2ª onada
2016.
Sus
frutos:
“Aumenta
el sí a la independencia, según el CEO” (Portada
de La Vanguardia del 23/7/16).
“Los
partidarios de la independencia superan a quienes la rechazan” (Titular
página 16, La Vanguardia del 23/7/16).
“El
sí a la independencia supera al no en Cataluña”. (Titular
página 17, El País edición nacional del 23/7/16).
“El
26J da aire al independentismo” (Titular página 1 del suplemento
Cataluña, El País edición Cataluña).
“…
Mientras el CEO dice que los partidarios de un Estado catalán superan en cinco
puntos a quienes desean seguir en España y el independentismo crece este año a
la velocidad de un punto mensual,…” (Fernando
Ónega, La Vanguardia, 23/7/16).
“…,
ni siquiera cuando el sí al Estado independiente aventaja al no.” (Kepa
Aulestia, la Vanguardia, 26/7/16)
Si
esto es lo que destacan medios tibios como La Vanguardia o claramente
contrarios como El País, y comentaristas poco proclives al separatismo cómo
Ónega y Aulestia, nos podemos imaginar (prefiero no comprobarlo) el uso que
habrán hecho de estos datos la prensa y medios de comunicación del movimiento.
Un balón de oxígeno, ahora que el aire empezaba a faltar, para subir la cuesta
del próximo 11 de setiembre.
El
problema es que todos estos titulares y todos los que se habrán publicado por
ahí se basan en unos datos manipulados que nunca deberían dar pie a los
titulares antes citados.
Supongo
que expertos en demoscopia y estudiosos de las ciencias sociales podrían hacer
un análisis más profundo y una disección más certera de este barómetro. Un
servidor, que no soy ni una cosa ni la otra pero que he leído algo sobre el
tema, he encontrado tres líneas que reflejan, según mi saber y entender, la
tendenciosidad de la cosa: el propio cuestionario, la presentación de los
datos y el sesgo de la muestra.
Respecto
al cuestionario. Sería excesivo detallar todas y cada
una de las preguntas que anteceden a la pregunta clave, “P31. I més concretament, “Vol
que Catalunya sigui un Estat independent”?”, pero
si algún lector tiene la paciencia de leerse el cuestionario (http://www.ceo.gencat.cat/ceop/AppJava/pages/home/fitxaEstudi.html?colId=5868&lastTitle=Bar%F2metre+d%27Opini%F3+Pol%EDtica.+2a+onada+2016)
podrá observar una sucesión de preguntas relativas a la valoración de la
situación política y económica, siempre diferenciando entre Cataluña y España,
seguidas de otras relativas a las relaciones entre Cataluña y España y de otras
relativas a donde se han de tomar las decisiones. Todo un camino que, a mi
entender, predispone la respuesta al punto clave.
Pero
de todas ellas, si hay una que encuentro escandalosa y perversa es la P52 (que,
por cierto, se inserta después de la P12 y, por tanto, antes de la P31) que
dice textualmente:
P52. Amb quina frase se sent més
identificat/ada?
1. Soc un/a
català/ana que viu a Catalunya.
2. Soc un/a
català/ana que viu a Espanya
3. Soc un/a
espanyol/a que viu a Catalunya
4. Soc un/a
espanyol/a que viu a Espanya
5. Cap de les
anteriors/una altra.
98. No ho sap
99. No contesta
Toma
ya! Queda excluido ser español y catalán y vivir en una Cataluña dentro de
España.
Respecto
a la presentación de los datos. En el dossier de prensa y, seguramente
por ello, en la mayoría de reseñas de la prensa, se ofrece la evolución del
resultado de la famosa P31 desde junio de 2015, con lo que el valor de 47,7 a
favor de la independencia por 42,4 en contra, es con mucho el más favorable a
las tesis separatistas. Lo que no se dice, ni se muestra, ni se apunta, es que
entre junio del 2011 a noviembre de 2013, se había preguntado:
P39. I més concretament, si demà
es fes un referèndum per decidir la independència de Catalunya, vostè què
faria?
Con
resultados a favor del sí que oscilaban entre un 42,9% en junio de 2011 a 54,7%
en noviembre de 2013, habiendo llegado a un 57% en octubre de 2012. Los
resultados a favor del no nunca superaron el 30%. En los barómetros de 2014 se
suprimió la pregunta siendo sustituida por preguntas relativas a la cosa del 9N
de 2014. Finalmente, el 2015 se reemprende pero con un formato lo
suficientemente distinto cómo para justificar que no se ofrezca la serie
histórica.
Es
decir, un 47,7% a favor de la separación, sigue estando muy por debajo de los
valores alcanzados durante el punto álgido del proceso, entre 2012 y 2013, cuando
no bajaba del 50% y llegó a un 57%. Y esto es lo que no se dice.
En
este sentido es mucho más clara la presentación del resultado de la pregunta
30, sobre qué debería ser Cataluña. En este caso sí se da la serie histórica,
desde mayo de 2006, y donde se observa claramente la caída del separatismo
después de la cosa del 9N de 2014. Esta información no la he visto reflejada en
ningún medio.
Respecto
al sesgo de la muestra. Éste es el aspecto clave para
obtener unos resultados lo más cercanos posible a lo que piensa el conjunto de
la sociedad. Seguro que conseguir una muestra representativa es muy difícil,
pero para ello hay una serie de controles y preguntas que van determinado la
idoneidad de los entrevistados. En este caso, tratándose de una encuesta de
contenido político y que se empieza dos días después de unas elecciones y que
una de las preguntas es por quien han votado en estas elecciones, parece obvio
que la muestra debería ajustarse bastante a estos los resultados electorales.
Pues
no. Según datos del propio barómetro (P40), la muestra tiene las siguientes
desviaciones respecto a la realidad de las elecciones, repito, celebradas dos
días antes:
En
comú Podem: 20,5 en vez de 15,97, +4,53.
ERC:
18,3, en vez de 11,84, +6,46.
CDC:
9.7, en vez de 9,07, +0.63.
PSC:
11, en vez de 10,50, +0,50.
PP:
4,3, en vez de 6,71, -4,41
C’S:
5,7, en vez de 7,12, -1,42
Es
decir, se han encuestado un 7,09% más de votantes de partidos separatistas, un
5,33% menos de votantes de partidos no separatistas y un 4,53% más de votantes
de partidos que aún no lo saben.
Y
todo este trabajo, para alcanzar un glorioso 47,7%, aún por debajo del 48 y
pico de las elecciones plebiscitarias. Visto lo visto, llego a la conclusión de
que el “procés” debe
de estar peor de lo que parece.
* Domènec Benet es librero de Calella de la Costa
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