sábado, 7 de noviembre de 2020

Érase una vez América ...


 

1.--- Lucha de contrarios en los Estados Unidos: de un lado, la maquinaria gubernamental se ha puesto ya al servicio del presidente electo, Joe Biden; y, de otro lado, Donald Trump, el hombre--bronca, hace de piquete electrónico llamando a sus parciales a la insurrección.

«La ley de la lucha de contrarios es la médula y esencia de la dialéctica materialista», nos enseñaba el profesor de filosofía marxista en el Penal de Soria, al que nos llevaron forzosamente y que nosotros aprovechamos para estudiar, pasada ya la áspera controversia entre Manuel Moreno Mauricio y Ramón Ormazábal, que relata Enric Juliana en su celebrado libro. Lucha de contrarios: de una parte, el Servicio Secreto ha puesto ya sus efectivos para proteger al presidente electo y la autoridad pertinente ha cerrado el espacio aéreo del domicilio de Biden; de otra parte, la familia del hombre—bronca arremete contra la Corte Suprema y la dirección del Partido Republicano por hacer solamente una «defensa  tibia» de su papá.

En todo caso, el hombre—bronca está más irascible por dos elementos que por haber sido superado ampliamente en votos por su rival. Porque Wall Street y las bolsas han reaccionado al alza al conocerse la marcha de los resultados y por la reacción de su «cadena amiga» --la Fox de Rupert Murdoch— que fue la primera en dar los resultados de Arizona, dando vencedor a Biden. Puñalá trapera, butifarra sonada.

2.--- Trump no cesa en su numantinismo. «Después de mí, el diluvio», pudo haber leído en el Raeder`s Digest. De Luis XV. Y, según parece, está agudizando el temporal. Ahora, con características casi insurreccionales. A más –y cualificados— adversarios, mayor bronca de barricada. Llegará, se supone, hasta donde le permitan las autoridades gubernativas con las esposas. En todo caso, me atrevería a decir que tanta aparatosidad verbal podría tener un objetivo: estructurar y consolidar  el movimiento de movimientos que le ha apoyado hasta convertirlo en la prótesis política a su servicio.

Ese movimiento de movimientos –de fundamentalistas religiosos y negacionistas de toda laya, de nihilistas al por mayor y terraplanistas bíblicos— ha confluido explícitamente durante este proceso electoral en un conglomerado proto—político al servicio de Trump. No recordamos una cosa parecida, por la amplitud de esa gatería, en la historia de los Estados Unidos.

3.--- Trump ha sido vencido con desahogo. Pero las mimbres que le han llevado a tener cerca de setenta millones de votos están ahí. Ya veremos qué surge de ese comistrajo así para consumo doméstico en los USA como para su exportación al resto del mundo. Ya veremos si el Partido Democrático americano tiene en cuenta la regla de oro del sacristanismo concreto: «Lo primero es antes». Esto es, analizar con el microscopio los motivos que han construido ese movimiento de movimientos al servicio de Trump.

4.--- Europa puede respirar, de momento. España puede respirar, de momento. El neopopulismo europeo está ahora mismo en peores condiciones que cuando empezó el proceso electoral norteamericano. Los monaguillos españoles del hombre—bronca no han hecho repicar las campanas. Pero neopopulistas europeos y acólitos españoles han seguido atentamente el curso de Polito--broncología que las cadenas de televisión y los tuiters han emitido del hombre—bronca. Unos y otros están en primero de Trump. Ignoramos, de momento, cuántos cursos tiene esa asignatura.

 

Post sriptum.--- Don Venancio Sacristán, patriarca del sacristanismo concreto, enseña: «Lo primero es antes».

 

Bibliotequilla sobre estos asuntos:

Elecciones americanas y algunas de nuestras cosas

Las repercusiones de ´la cosa´ americana en nuestro patio de vecinos

Trump, ese hombre

 

Biden a punto de sentarse en el despacho ova

 

Trumpedemont

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