lunes, 2 de noviembre de 2020

Alarma en el “Estado de alarma”


 

Escribe Javier Tébar Hurtado

 

En las Cartas tártaras de final de la primavera pasada, confinadas en el verano más que nada por llevar la contraria a la lógica de la “desescalada”, alguno de los miembros de aquella peculiar sociedad de correspondencia se preguntaba sobre la posibilidad de futuras protestas ante los malestares que parecían acumularse dada la dimensión de las crisis combinadas que se iban dibujando (El Bizco Pardal, “Los humores de la post pandemia” https://desiertodelostartaros.com/2020/05/09/los-humores-de-la-post-pandemia/). Se advertía entonces que debía esperarse más allá del invierno para conocer y saber qué contornos podrían tener posibles acciones de protesta de la ciudadanía de este país.

Las protestas sucedidas estos días no son inusitadas. Algunos insisten en decir que los disturbios en torno a las protestas en diferentes ciudades y barrios de la geografía española deben interpretarse en clave de acto organizado por la ultraderecha. Es una visión simplificadora que, por otro lado, sube el estado de ánimo de los dirigentes de esa misma extrema derecha que, siguiendo a su manera el principio ontológico de san Anselmo de Canterbury, se definen como aquello que nada más grande que ellos puede ser pensado. Sin embargo, no entiendo que el voxismo disponga hoy de los recursos organizativos ni de esa capacidad de alentar los disturbios callejeros así en el popular barrio burgalés de El Gamonal como en la Madrid capital, en la todavía cosmopolita Barcelona y en el actual prodigio moderno de Bilbao, por mencionar sólo algunas de las ciudades donde se han producido enfrentamientos en la calle entre manifestantes y la policía. No hay juicio moral, digo que ahora no lo tienen, no digo que no lo pudieran llegar a tener en algún momento. El aprovechamiento de los malestares podría ser un nutriente del “trumpismo” del show celtibérico (recordando a Luis Carandell).

El fenómeno del que hablo tiene su componente ideológico, por supuesto. Pero a estas alturas ¿quién lo sabe? Con reiteración y casi pereza mental en buena parte de los medios de comunicación se habla de los “antisistema”, etiqueta que difícilmente podía tener alguna utilidad analítica antes y menos la tiene ahora, más allá de constituir lo años atrás se denominaba “un significante vacío” (perdón…).

Ultraderechistas, antisistema, alborotadores o “simples” negacionistas. Una primera observación de lo sucedido durante el fin de semana del “Día de Todos los Santos” --que requeriría de más datos para enmarcar las revueltas que se han producido-

- aconseja pensar que responde a un malestar difuso. En realidad, el fenómeno que se ha producido adquiere un carácter multifocal. Los motivos son múltiples y los actores son variados.

La protesta frente al Ayuntamiento de Barcelona contra los desahucios podría considerarse una manifestación de lo que digo. Aunque cabe decir que esa protesta también puede hacer pensar que sus contornos responden a una yuxtaposición de motivaciones, de proyectos y de actores diferenciados en su interior.

Cabe manejar más de una clave para plantear una hipótesis sobre el sentido y sensibilidad de un fenómeno que se antoja que podría no ser pasajero. Por el contrario, esta cuestión ha venido a sumarse al conjunto de crisis que padece el país y si se me apura el resto de países de la Unión Europea donde hoy la expansión de la pandemia está mostrando un vigor extraordinario.

Sin embargo, cabría considerar que en este contexto de calamidades superpuestas la extensión del virus no se explica fuera de su fuerte conexión con la también pandemia social de la pobreza en la que ha insistido el doctor en políticas públicas Joan Benach.

Así las cosas, entender el fenómeno del que hablamos requiere la paciencia de quien pela las capas de la cebolla. Observación y precisión. El bote pronto futbolístico en este caso conduce tanto a simplificar como a anatemizar. Ambas opciones conducen al error en el análisis.

El periodista Enric Juliana ha dejado publicado una interesante reflexión, sostiene que los grupos que han protestado estos días están “frente a” y, sin duda, acierta en señalarlo. Pero me permito añadir que si no lo están pueden estar dirigiéndose ya estar “fuera de…”. Alarma en el “Estado de alarma”. Esta posición me parece el mayor peligro ahora, cuando se acerca el invierno en sus variadas formas.

 

Nota del Editor.---  «Lo primero es antes», afirmaba concienzudo, don Venancio Sacristán.

 

 

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