sábado, 23 de mayo de 2020

Del acojone a la irresponsabilidad y la filosofía de mercadillo




Mi viejo amigo Daniel Martín tiene en su cabeza todas las técnicas de la albañilería civil. El que fuera consumado alarife, ya jubilado, es una persona activísima en las llamadas redes sociales. Hace unos días Daniel nos alertaba de que amplios sectores ciudadanos se estaban comportando de manera imprudente. Me corroboraba lo mismo que yo estaba observando. Diré más, cada día que pasa veo que esa manga ancha se va ampliando y, en estos últimos días, se ha pasado de la relajación a la imprudencia. Más todavía del acojonamiento de las primeras semanas (no confundir miedo con prudencia) se ha pasado a una alegría irresponsable.

Me he quedado impresionado por las imágenes televisivas de mucha gente aglomerada en paseos y playas de la geografía española. Pero más indignación he acumulado cuando, de las siete a las ocho de la tarde, la hora de los viejos paseantes, he visto tres cuartos de lo mismo: gentes en grupos sin respetar las distancias, personas jóvenes haciendo ejercicios a esa hora ´de los viejos´, bañistas de barrigones cerveceros y, molestando a Dios y su madre, un pelotón de patinetes, patines y bicicletas. O sea, todo el ejército de termitas de cuando los tiempos eran normales.

Cabe suponer que todo ese personal es gente que ha sido avisada. De esas que estadísticamente cuentan entre los que consumen de cinco a seis horas diarias de televisión. Personas en cuyas cabezas son más familiares las caras de Belén Esteban que la de sus hijos. Ahora bien, que hayan sido avisadas no quiere decir necesariamente que sea gente informada. Con todo, podría decirse que entiende el mensaje de las autoridades y de los expertos, pero exactamente ¿qué les lleva a olvidarse de las normas que dictan las autoridades? Decir que son irresponsables –no pocos de ellos lo son, ciertamente--  es demasiado sencillo. Alguna explicación debe haber sobre ese particular. 

Josep Ramoneda, el príncipe de los filósofos, prefiere mirar las cosas desde otro ángulo (1). El problema está en que «no deja de ser irritante que cada día los ciudadanos tengan que estar pendientes de un montón de páginas del BOE que definen milimétricamente qué podemos y qué no podemos hacer». Excelsa filosofía. Lo de ´milimétricamente´ se refiere a los dos metros de distancia, que según Ramoneda es una collonada o delirio adeministrativo. Excelsa filosofía de mercadillo que, cuando no dice nada, ni pretende decir nada aconsejable, es preferible seguir las orientaciones de don Fernando Simón.   

1)     Liberar a la ciudadanía    Josep Ramoneda.  El  País 21.05.20


No hay comentarios: