sábado, 2 de mayo de 2020

De aquel hacendado que vio cómo sus tierras se convertían en minifundio



¿Ustedes se imaginan que, una vez pasada esta pandemia, los científicos se limitaran a levantar acta sin más de los destrozos que ha provocado y obviaran el estudio de su naturaleza, origen y todas esas cosas? No pasará porque la comunidad científica es gente seria. ¿Ustedes se imaginan que un edificio recién construido se viniera abajo y el arquitecto no indagara las causas? Lo sentimos, aquí no tenemos suficiente información. ¿Ustedes se imaginan que un hacendado viera con perplejidad que su latifundio por razones misteriosas se ha convertido de repente en un minifundio y no tuviera curiosidad de saber qué ha sucedido? Ni sabemos, ni contestamos.

Ciudadanos está celebrando su asamblea congresual por vía telemática. Se ha presentado lo que, en jerga política, se llama «Informe de situación». En concreto, la situación del minifundio que es en la actualidad Ciudadanos, el partido en el que algunos ilustrados pusieron todas sus esperanzas.

El informe de situación es un repertorio de tapas variadas sin ninguna relación entre ellas y se destaca porque no hay el más mínimo asomo de explicación de por qué el partido perdió en las últimas elecciones 47 diputados. Un batacazo de estas características apenas si es referido en la ´situación´ del partido. Y, peor todavía,   el agotamiento de aquel fenómeno nuevo que fue «el surgimiento por el centro de una nueva formación, que presumía de modernidad, innovación y ruptura de los marcos tradicionales de la política conservadora» (1).

Se han contentado con explicar que la dimisión de Albert Rivera es la mejor prueba de la autocrítica. Es un argumento peligroso porque no nos dice por qué la Arrimadas se pone al frente del partido, teniendo como responsabilidad el seguidismo del que fuera su jefe.  Ciudadanos, lo que pudo haber sido y no fue. Que había venido al mundo –decían cayendo en deliquio--  para renovar a fondo la política española y la regeneración de España. Ciudadanos que, en menos que canta un gallo, se ha contagiado de los contravalores de lo peorcito de la política: esconder la cabeza dentro del sobaco.  Mientras siga en esa cochinera no levantará cabeza.     

       1)   Robert Deglané en https://desiertodelostartaros.com/

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