1.--
Yo viví en primera persona los momentos más difíciles del comunismo español ya
en plena democracia. Todo aquello se concretó en la profunda división del PSUC,
que llevó a su desaparición, y a la marginalidad más absoluta al PCE. Las
consecuencias de aquella auto derrota todavía la estamos pagando en Cataluña y
toda España. Primera consideración: mientras estábamos aparentando un debate
pensábamos que lo que nos importaba era el partido. Pero, acudamos al matiz: lo
que en realidad se ventilaba era qué grupo en liza se hacía con el control del
partido. Segunda consideración: no sólo nadie se hizo con el control, sino que
no quedó piedra sobre piedra. Tercera consideración: lo que no hicieron los
bárbaros lo hicimos nosotros mismos.
2.-- Tengo para mí que Iglesias y Errejón recuerdan a aquel conductor que, con más
grados de alcohol en el cuerpo que los debidos, no es capaz de percibir las
consecuencias de llevar el volante en ese estado. De ahí que ambos dirigentes
políticos –con responsabilidades asimétricas en esta fenomenal crisis— no ven
hacia dónde conduce este problemón. A saber, a una derrota de proporciones
mayúsculas de las izquierdas, de todas ellas; a la relación entre eso y las
condiciones de vida y trabajo de la población laboriosa; a la desfiguración de
la democracia… Pablo e Íñigo saben estas cosas, pero aplicadas a otros, no a
ellos mismos. Ellos son, ahora, los conductores indispuestos que, de no remediarse,
podría estrellarse estrepitosamente. Si esto se produjera, poco importaría
quién tuvo más responsabilidades en esta gran crisis. Dentro de cien años,
todos calvos. El consuelo de ser mayor o menor responsable estaría en una breve
nota a pié de página. Aunque posiblemente dicha nota añadiría que quien no sabe
cuidar su casa está imposibilitado para gestionar el barrio.
3.—
Hay que solucionar este descomunal
quilombo. En Madrid –o fuera de Madrid--
debe haber alguien (o algunos) con capacidad y auctoritas para que las
aguas, ahora salidas de madre, vuelvan a sus cauces. ¿Ingenuidad? ¡Bah! Mejor
llamarlo sentido de la responsabilidad de quien vivió viejas catástrofes. Ahora,
con lo de Andalucía ya tenemos
bastante.
Elijan,
pues, entre el precipicio o seguir en el valle.
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