He perdido la
cuenta de las veces que los gobernadores del Banco de España han arremetido contra los incrementos
salariales y las subidas de pensiones. Es como si hubiera una competición entre
ellos a ver quién es más estrictamente ortodoxo en la aplicación de unas
recetas fracasadas que ellos mismos promulgaron. Recuerdo el énfasis militante
de aquel Miguel Ángel Fernández
Ordóñez (a quien los suyos llamaban MAFO) contra todo incremento salarial ya fuera en los
convenios colectivos como en el salario mínimo. Silencio interesado ideológico
con relación a los altos emolumentos de los ejecutivos, empezando por el suyo
propio. MAFO seguía la máxima del viejo refranero patrio: «La caridad bien
entendida empieza por uno mismo». Empieza y para más señas acaba en uno mismo. En suma, se está en contra
de toda subida, excepto la que le corresponde a él y a su cofradía. El actual
gobernador sigue las viejas tradiciones mafianas. Y, ahora, pone la proa contra
la subida de pensiones y el salario mínimo. Pablo Hernández de Cos se llama el caballero. El MAFO Chico. Ambos, expertos profetas del
pasado; los dos, inexpertos zahoríes del presente.
Ni siquiera la
prudencia guía los pasos del gobernador. En pleno debate presupuestario este
Pablo arremete contra la política del Gobierno. Formalmente el Banco de España
es independiente del gobierno, pero don Pablo aparece como aliado implícito de
la oposición. Cosas chocantes.
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