La
burocracia vaticana responde a la petición del gobierno español sobre el
contencioso de la exhumación del Dictador que eso es cosa de la Iglesia
española, el Abad y el gobierno español. Pilatos vuelve a aparecer en la
escena. A mi juicio son, al menos, dos los elementos que explicarían la
respuesta del alto funcionariado del Vaticano. Por una parte, no enemistarse
con los sectores religiosos españoles ultramontanos en la pugna dogmática y
moral con el Papa; y, de otra, mostrar nuevamente su disgusto por las leyes
progresistas sobre los derechos civiles que se promulgaron en tiempos de Zapatero. Es, digámoslo con claridad, un juego que
beneficia la alianza del Partido Popular (versión
apostólica) con los sectores ultramontanos eclesiales.
El
gobierno de Sánchez debe actuar con temple, por
supuesto. Un temple que no puede confundirse con pachorra. El Gobierno español
debería plantear, así las cosas, la anulación de esta antigualla que es el
Concordato con la Santa Sede. Toda una anomalía en Europa.
Dispensen
la brevedad. Escribir más sería dispersar el mensaje.
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