Ya
han empezado los primeros movimientos de las fuerzas políticas para
confeccionar los carteles del próximo curso electoral. Lógico, porque estas
cosas no deben dejarse para última hora. Por ejemplo, En Comú Podem anunció oficiosamente que Gerardo Pisarello será la
cabecera de las elecciones europeas, que también están a la vuelta de la
esquina. Pisarello, todavía teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, deja
las aguas del Besós por las del río ILL. Lo cierto es que me ha sorprendido,
porque en mi opinión los Comunes han contado, hasta la presente, con un
eurodiputado prestigioso y eficaz. Estoy hablando de Ernest
Urtasun, un joven político, de la carrera diplomática y economista. Que
conoce el paño de primera mano. Es
alguien al que no le han contado qué es Europa. Primero estuvo de peón de brega
y, posteriormente, como eurodiputado. Con reconocida eficiencia.
No
soy quién para meterme en camisa de once varas. De hecho, hago este y otros
comentarios por prescripción facultativa. Con lo que –debe quedar claro-- no pido explicaciones por la decisión de los
Comunes de cambiar a Urtasun por Pisarello. Simplemente expreso mi sorpresa,
que es doble: qué motivos aducen los
Comunes para sacar a Pisarello de Barcelona y qué se pretende con la
substitución. Pisarello es un brillante jurisconsulto, cuyas muchas virtudes en
este terreno no guardan relación con el resto de sus aptitudes. En todo caso,
no recordamos que entre sus intereses –académicos y políticos-- haya figurado la cuestión europea. De ahí que
me haya sorprendido, especialmente porque no ha habido explicación sobre el
particular. No se explica que los atributos que se le atribuyen a Pisarello puedan
relevar a las virtudes que tiene Urtasun.
Me
permito una sugerencia: En Comú Podem debería corregir su
pulsión al despilfarro. Antes fue Joan Coscubiela quien
la sufrió en plena y brillante madurez política; ahora es Ernest Urtasun. Curiosamente, ambos vienen de la misma
denominación de origen.
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