lunes, 21 de enero de 2019

Casado, servidor de dos patrones


Con exagerada fanfarria se ha celebrado la Convención del Partido Popular. Todo se ha resumido en recetas y consignas que, desde el púlpito de las arengas, se han lanzado a granel como ideas de necesaria obediencia y obligado cumplimiento. Solo prosopopeya estridente. La batahola disfrazada de debate para no infundir sospechas.

Habló Mariano Rajoy: atención a los dogmatismos y sectarismos, vino a decir. Predicó José María Aznar: Santiago y cierra España, afilando los cuchillos.  Fuertes ovaciones a ambos, aunque dicen los meticulosos que los aplausos con más decibelios y duración fueron para el hombre de Pontevedra. Primera conclusión provisional: la convención fue como la rosa de Alejandría, a saber, rajoyana de noche, aznariana de día. De ahí que Casado hiciera de Arlequín. De aquel Arlequín que Carlo Goldoni dibujara como el «servidor de dos señores».

Y de esa guisa Casado, zurciendo los retales de uno y otro patrón, afirmó que su partido es de «centro y moderado» y, a continuación, clamar por imponer el artículo 155 a Cataluña con o sin todas las de la ley.

De centro y moderado, menos mal que tenemos a María Moliner que nos defiende de las palabras de Casado. 



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