viernes, 14 de agosto de 2020

Cataluña: cordones sanitarios y cinturones de castidad

 

A estas alturas podemos dar por descartada la convocatoria de elecciones catalanas para el mes de Octubre. En cierto sentido es un alivio porque la rentrée será caótica al por mayor: empresas que continúan cayendo y la pandemia que sigue rebrotando cada dos por tres. Un amigo me alerta: «hemos pasado del ´estado de alarma´  al ´estado de sálvese quien pueda sin transición´». Duro y realista diagnóstico. En todo caso, lo grave del gobierno Torra –más allá de sus bravatas y chicoleos paroxísticos— es que ha arruinado, con la participación de ERC, la relación entre gestión e independentismo, que siempre habían presumido como modélica. Supremacismo en la gestión. Independentismo naturaliter buena y eficaz gestión, un dicho que ha quedado a la altura del betún. Primera consideración: en un octubre electoral se hubiera montado un desorden descomunal. 

1.---  La convocatoria de elecciones corresponde formalmente a Quim Torra. Porque realmente depende de los apaños que concreten las diversas facciones del independentismo, y no sólo –llamamos la atención--  de Waterloo, que siendo el principal sujeto en liza no es el único. Hasta ahora todo da a entender que es posible que se agote la legislatura, a menos que salte una llamativa liebre que lo cambie. Todo es posible, no sólo en Granada –como decía aquella película--  sino también en Cataluña. 

A favor del agotamiento de la legislatura está el hecho de que a Waterloo le cuesta hacer despegar su nueva reencarnación convergente, Junts: todavía no han llegado a los 4.000 inscritos. Que no tienen candidato con cara y ojos; es más, las distintas capellanías del complejo político—movimientista de Waterloo están en el banquillo, impacientes por saltar al cartel electoral. Ahí están, entre otros, los auto postulantes más famosetes: Elsa Artadi y Joan Canadell, dos personajes bien relacionados con el mundo del parné de Cataluña. Dos figuras excesivamente volcánicas que no acaban de encajar en el bonapartismo de Puigdemont. Pero, además, tienen el inconveniente de no acomodarse, a fuer de neoliberales convictos y confesos, en la libreta de centro-izquierda que dice tener Junts. En esa línea programática  no rima el independentismo cuarialesco; se necesita recurrir demagógicamente al independentismo de juglaría. 

Sea como fuere, la convocatoria de elecciones, antes de su finalización, podría ser otro elemento de desencuentro, no ya solo con ERC (que vive sin vivir en ella), sino también los monasterios de Waterloo y Torra. Con repercusiones, además, en el interior de la Assemblea Nacional Catalana en cuya dirección anidan los dos bandos. 

2.---  A todo esto la oposición está ´de oyente´. Formalmente la mayor responsabilidad recae en Ciudadanos, primera fuerza política parlamentaria en Cataluña, que a lo largo de la legislatura ha ido desbaratando su representación. Ahora bien, políticamente la responsabilidad recae en el PSC, que ha hecho una oposición como si estuviera en tiempos normales. Podría ser en todo caso que esa actitud ´notarial´ del PSC, sin embargo, le diera buenos resultados en las próximas elecciones catalanas. Siempre y cuando no aparezca un imprevisto incordiante. 

No son pocos los que sufren de ansiedad anticipatoria. Es decir,  el temor o anticipación específico a algo, una situación o momento, que se teme que no va a salir bien, de que las cosas no van a funcionar; es un temor, a veces exagerado con expectativas negativas en relación a aspectos concretos, o respecto a la vida en general. Es la «ansiedad anticipatoria» de que, sean cuales sean los resultados de las elecciones catalanas, el independentismo seguirá teniendo el bastón de mando. La imposibilidad genética de la oposición para llegar a acuerdos para gobernar en Cataluña es la madre del cordero. En otras palabras, cuando las dificultades obvias se convierten en imposibilidad genética la política se convierte en su contrario. Que sería la consecuencia de convertir los cordones sanitarios en cinturones de castidad. Eso lo tuvo siempre claro Palmiro Togliatti, que pactó con el mariscal Badoglio liquidar a Mussolini. Menudo era Ercoli. 

Post scriptum.---  Posiblemente fue Ercoli quien inspiró a don Venancio Sacristán, metalúrgico y filósofo de Chinchón, el apotegma «Lo primero es antes».

 

 


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