miércoles, 3 de junio de 2020

Lluis Rabell y Joan Coscubiela, el binomio de Newton


Lluis Rabell ha advertido que «una izquierda política en Cataluña transformadora, alternativa y amplia, difícilmente se consolidará si no apuesta por una perspectiva federal». Y, remachando el clavo, añade: «En la ambigüedad entre federalismo, confederalismo o independentismo no se sabe lo que lo que somos y no permite consolidar un espacio político … jugar con la ambigüedad respecto a la independencia no permite consolidar ese espacio». Estoy de acuerdo. Y, aprovechando que el río Genil pasa por Granada, me hago venir la siguiente consideración: sigo estupefacto al ver el despilfarro de los Comunes que no tienen en cuenta a este avezado político. Tampoco a Joan Coscubiela, pero al menos éste ha sido repescado por Comisiones Obreras para dirigir su importante Escuela de formación sindical. Unai Sordo aprovecha las ocasiones contando con lo que le parece lo más idóneo. Bien hecho. Lluis Rabell, en cambio, no tiene quien le escriba desde sus círculos aproximadamente más allegados. No es sólo ni principalmente una lástima; es –como se ha dicho antes--  un despilfarro. Pero, mucho me temo, es la consecuencia del déficit de capacidad del grupo dirigente  que, desde su debilidad, se siente amenazado por quien tiene «la funesta manía de pensar».

Pero, a la vez, ese ninguneo de todo lo que no es «lo oficial» expresaría que la vieja cultura de la tradicional izquierda grupuscular se ha trasladado a la que aparenta ser una izquierda nueva, a saber, la homogeneización de los equipos de dirección o, mejor dicho, la fidelización del grupo dirigente a lo que parece pensar el líder. O se le ocurre al líder por estridente que sea el pronto. Esa izquierda está condenada a acompañar interesadamente a la izquierda mayoritaria y, depende las relaciones de fuerza, a influir en unas u otras propuestas, pero siempre como segundona. O en el peor de los casos hacer de Pepito Grillo.

En definitiva, estamos ante un Rabell sin pelos en la lengua. Que no tiene empacho en declarar que «ha llegado al poder un grupo de mediocres» (una colla de mediocres). Cierto. Me gustaría en todo caso ser un poco más caritativo que Rabell: son una generación de tránsito  entre unos políticos que hemos conocido y los que vendrán que ignoramos cómo serán.  Esta generación que se ha pasado todo su aprendizaje criticando  la Transición española es sólo y solamente una generación de tránsito. Paradojas de la vida.

Lluis Rabell: https://politica.e-noticies.cat/ha-arribat-al-poder-una-colla-de-mediocres-131150.html?fbclid=IwAR1PkX2n_NLFiEDAWhWMOQXmYW_kM3mr7-
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