martes, 23 de junio de 2020

Esquerra Republicana y «O mio babbino caro»



Estamos en puertas del decreto de la «nueva normalidad». En la política de alianzas calidoscópicas de Pedro Sánchez  la suerte va del caño al coro y del coro al caño. Más que geometría variable sería aritmética inestable. Ciudadanos ha manifestado que votará a favor de dicho decreto; Esquerra Republicana de Catalunya ha declarado que votará en contra. «Recuerde el alma dormida, avive el seso e despierte» es una llamada de atención con la que el poeta guerrero nos quiere sugerir asuntos graves. Pues bien, recuerde el alma dormida que las campanas ya están tocando a Presupuestos generales del Estado. O sea, la vara de medir de la redicha nueva normalidad. (¿Qué hay de nuevo en esa quisicosa? Las casetas de pirotecnia ya han abierto; los petardos vuelven a lo suyo, deteriorando el poder adquisitivo de los bolsillos).

Los de Arrimadas han tomado nota de que contemporáneamente a su giro se está produciendo un suave aumento de la orientación de voto a su favor. Los de Junqueras viven sin vivir en ellos y no se fían de Pedro Sánchez, ni de Waterloo. Y algunos de ellos no se fían ni de la mitad de su cuadrilla. Votarán que no, que es una expresión de disgusto –dicen con voz de tiple--  porque Sánchez pacta con Ciudadanos, que es un partido de derechas. Es un planteamiento chocante porque descuida su propio flanco: Ciudadanos es tan de derechas como Waterloo y sus pupilos.

Lo que, en todo caso, ERC parece ignorar es que, si bien las nuevas relaciones de Arrimadas con Sánchez podrían llevar a Rufián a la irrelevancia, la auto marginación de ERC le sería más contraproducente. Ahora ERC está entre Guatemala y Guatepeor. Sólo negociando los Presupuestos –al estilo vasco--  le podría llevar a tocar cacho. Novedad: a partir de ahora ERC debe mirar a otro sujeto en liza. Se trata del Partido Nacionalista Catalán cuyas caras más representativas (Campuzano, Xuclà y Pascal) son las secuelas de Miquel Roca i Junyent. O sea, si Junqueras competía con los iluminados de Waterloo, ahora debe hacerlo, además, con los pragmáticos del PNC, discretamente apoyado por sus amistades vascas.  

En todo caso, dos son –por lo menos--  las deficiencias de ERC: su forma de hacer política no está en función de los intereses concretos de la gente sino de la relación de Sánchez con Ciudadanos, lo que en parte se explica porque no tiene un proyecto  –ese proyecto de país tan recurrente--  para Cataluña. Sin ese proyecto puede competir con los de Waterloo, pero mucho me temo que no podrá hacerlo frente a los del PNC. Lo más seguro es que Miquel Roca esté sentimentalmente detrás de ellos. ¿Qué padre no lo haría por sus hijos? Miquel Roca: «o mio caro babbino». 


Addenda.---  Se recuerda al personal que el aria de la ópera Gianni Shicchi no dice O mio bambino caro, sino babbino. De babbo, papá.

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