domingo, 28 de junio de 2020

Derrocad al gobierno «ilegítimo»




Importante entrevista  a Pedro Sánchez hoy en La Vanguardia a cargo de Jordi Juan, director, y Enric Juliana, subdirector. Sin desperdicios, como la ópera Rigoletto. El presidente responde con tono mesurado. Incluso en el momento más contundente procura no sobreactuar. Es cuando afirma que la derecha ha intentado «derrocar» al Gobierno. Pedro Sánchez no añade adjetivos ni más valoraciones, consciente de la fuerza conceptual de la palabra. Derrocar. Tal vez entienda que tan terminante sobriedad es una invitación a que el lector saque sus propias conclusiones.

Esta derecha derrocante no acepta –o lo acepta en clave de fastidio--  el principio de la alternancia cuando le van mal dadas las cosas. Recuerde al alma dormida aquella desconsolada Marta Ferrusola, la esposa de Jordi Pujol, cuando ganó las elecciones Pasqual Maragall a la Generalitat. «Nos echan de casa», vino a decir. Y es que el gen de la no alternancia es indistinto en los cuatro puntos cardinales. El problema es cuando este gen muta en derrocante: como nos echan de casa hay que tirarse al monte.

El primer tranco sería propalar que el gobierno es ilegítimo. No hay que argumentar nada, se debe confiar en la eficacia del mensaje y su relación con la capacidad de creerse las cosas por parte de los feligreses. Observen la condundencia del Credo: «Creo en Dios Padre…». No dice Creo que existe Dios Padre  En ese mensaje, y para esas intenciones, la palabra ´existe´  es superflua. Son picardías de los teólogos subvencionados.

Pues bien, si este gobierno es «ilegítimo», todos los medios para derrocarle son legítimos y convenientes. Lo que con dos tapas de la teoría del tiranicidio que formularon ciertos doctores de la Iglesia  --desde Tomás de Aquino hasta el padre Mariana— las diversas cuadrillas de la derecha pueden contar con la bendición de sus eminencias, los altos funcionarios de la Iglesia católica, apostólica y romana, Rouco Varela y el barroco Cañizares. Es una variante del fundamentalismo religioso de aquel pasado que nunca pasó del todo.   

Gobierno ilegítimo que, como mensaje aparentemente laico, llega a los esfínteres intelectuales de algunos que –metafóricamente o vaya usted a saber cómo--  disparan con ametralladoras haciendo diana en las caras de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Grande Marlaska y los que se pongan por delante.


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