viernes, 15 de mayo de 2020

¿Qué pasa en Nissan?





Ayer corrió como la pólvora que Nissan dejaba tirados en la cuneta a sus 3.200 trabajadores de sus plantas de Cataluña. Más tarde la cosa se fue concretando: el próximo día 28 de este mes sabremos a qué atenernos. Hay, pues, un respiro –remotísimo, desde luego--  que debería aprovechar el sindicalismo confederal y la política para frenar el cierre de Nissan. Posibilidad remotísima, pero posibilidad.

Estamos hablando de Nissan, Renault y Mitsubishi. Con lo que, en el fondo, el sindicalismo se enfrenta no sólo a una empresa sino a la Alianza de las tres más grandes del sector. Con lo que, por estas y otras razones, es obligatoria –lo apuntaba recientemente Isidor Boix--  la acción del sindicalismo global (1).  

Nissan se plantea retirarse de Europa en favor de Renault y centrar su actividad en Japón, China y Estados Unidos. Por lo que el sindicato global tiene una papeleta que no puede ignorar. De momento, ha dicho que «trabajaremos estrechamente con nuestras organizaciones miembros representadas en la empresa fuera de España, así como con el Comité de Empresa Europeo». Nunca pensé que llegaría a decir lo que diré a continuación: «No seáis crédulos, eso es pura retórica». Hará, todo lo más, una nota de solidaridad retórica y a otra cosa, mariposa.

La única posibilidad de corregir la decisión de la Alianza está aquí, en nuestro país. En la capacidad de explicar a la población la alternativa de los sindicatos en Nissan, en la movilización general que ello genere y en la relación que el sindicalismo se procure con las fuerzas políticas y las instituciones. Amén de la unidad interna de todos los trabajadores de Nissan.
  
Hay alternativa en Nissan como lo demuestra el planteamiento de Javier Pacheco hoy en La Vanguardia:



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