domingo, 31 de mayo de 2020

Modelo de la reconstrucción y gestión de los fondos europeos con Berlinguer de trasfondo




Una nota de cierta tranquilidad: Alemania presidirá la Unión Europea durante los próximos seis meses. Lo que quiere decir que, en cierta medida, liderará el plan de reconstrucción europeo. Alemania templará las gaitas de la renovada desconfianza de un sector (holandeses, daneses, suecos y austriacos, que algunos llaman los ´cuatro frugales´) hacia los países del Sur. Alemania dirigirá los grandes movimientos y los detalles –se dice que en ellos está Satanás--  de esa ingente millonada que está a punto de aprobarse, esperemos, en el próximo Consejo Europeo.

A España le tocará, dispensen el lenguaje, un buen bocado. Aunque si es poco, regular o mucho pronto lo sabremos. De momento, hasta la presente nadie –con o sin mascarilla--  ha impugnado la cantidad global y lo que correspondería a España. De momento, ningún Manifiesto de los Persas le ha puesto la proa. En todo caso, nos parece de la mayor importancia dos cuestiones: 1) ¿por qué modelo de reconstrucción se opta en España?, y 2) la gestión de los fondos que corresponden a España.  Nuestro país tendrá que gestionar 140 mil millones de euros: 77.324 millones de transferencias a fondo perdido y 63.122 millones en préstamos a devolver.

1)           Es de lamentar que desde la política todavía no se haya abierto debate alguno sobre el modelo de la reconstrucción. Sería asaz contraproducente que se recurriera finalmente a la improvisación. Y, por ende, a la rutina del ladrillo, que estaría acompañada por grandes presiones.

2)           El montante de los fondos europeos en España no puede gestionarse sobre la base del ´reparto´. Quiero decir repartir al estilo de «pitas, pitas, gallinitas». Este es un riesgo en este panorama de retales en que se está desfigurando la España de las autonomías; retales con ninguna relación entre sí (a no ser de bronca) ni con el todo, que dada vez se va desmadejando.

Así pues, no es irrelevante el riesgo de que el plan de reconstrucción acabe siendo un bodrio, ni tampoco que la gestión de los fondos se convierta en la ruptura de la alcancía para subvencionar apoyos políticos. 

Addenda.—Tal vez pueda interesarle a algunos políticos la lectura de la obra de Enrico Berlinguer. Hacer el andamiaje del plan de reconstrucción europeo merecería tener en cuenta la austeridad en los términos que la formuló Berlinguer. De ahí la invitación a que lean y se contagien las siguientes aportaciones tártaras:




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