lunes, 25 de febrero de 2019

Lumpen independentismo en la tumba de Machado




Son los escuadristas, todavía sin botas y correaje.

No soy de los que hablan del fascismo en vano. Sé lo que es, y no académicamente. Lo viví y lo sufrí. Lo conocí en la calle y en las cárceles. Otros muchos lo sufrieron más que yo. Por eso afirmo sin concesiones a ninguna galería que el sector lumpen del independentismo está campando por sus respetos en la vida pública catalana a través de altercados fascistas químicamente puros. Los que no leen en diagonal habrán caído en la cuenta de que no afirmo que todo el independentismo sea fascista. Estoy hablando de su fracción lumpen.

Ayer un grupúsculo decidió reincidir en la consigna del apreteu, apreteu ante la tumba de Antonio Machado. Ni siquiera respetaron las nobles canas de mujeres y hombres republicanos que, junto al Presidente del Gobierno español, rindieron homenaje al gran poeta sevillano. A los familiares de Machado y del presidente Azaña; a Carmen Berzosa, presidenta de la Amical de Mathausen, Paco Ibáñez, y a ancianos republicanos. Al gobierno de Pedro Sánchez que presidió e intervino en el acto. El exquisito cantautor de Verges todavía no les ha dicho «No és això, companys, no ès això». ¿Dirá algo el gobierno de Torra? ¿Dirán alguna cosa los independentistas de caviar?

Escuadrismo puro. Lo vengo diciendo desde hace ya algunos años. Las almas de cántaro se llevaron las manos a la cabeza por considerar inadecuado el tratamiento que daba a, según ellos, unos «compañeros equivocados». De momento son escuadristas de paisano, todavía sin botas ni correaje.  No es que miren hacia otro lado, es que niegan que se cometió tamaño ultraje. Incluso en las llamadas redes sociales afirman que eso es un invento de El Periódico. Escuadristas, de momento, digitales. Los mismos que aplaudieron la propuesta de un escritorzuelo de Sabadell negando que el poeta  tuviera una calle en la ciudad. Escuadristas vitoreados por sus homologados europeos.

El fracaso del procés tiene estas cosas. Su división y fragmentación en grupúsculos lleva a estos desmanes. Que, además, son una consecuencia de la lucha sorda en el interior del independentismo. Así, mientras Artur Mas afirma que «fue un error no votar los Presupuestos del Estado», el lumpen escuadrismo pita a Pedro Sánchez en Cotlliure en la tumba de un intelectual al servicio de la República.

Quede claro: no es sólo la decadencia de Cataluña, es sobre todo la degradación de una parte de ella. Perdónales, Señor, aunque sepan lo que hacen.


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