sábado, 19 de enero de 2019

Podemos: no es una crisis solamente madrileña


La situación de Podemos se agrava. El grupo dirigente echa más leña al fuego («de algo tiene que vivir Errejón hasta mayo», según  afirmó toscamente Echenique)  que prendió Íñigo. En el fondo, sigue vigente para algunos la vieja e inútil enseñanza de que el partido crece depurándose. Se olvida que los cementerios están repletos de las consecuencias de las depuraciones.

La crisis de Podemos no es sólo –ni principalmente--  una crisis madrileña. Larvada en el grupo dirigente del partido atraviesa su política general en toda España; por eso sus consecuencias son espeluznantes. Por ello inquieta que sus dirigentes hayan escogido la opción más drástica y tradicional: la expulsión de Errejón. Cierto, de un Errejón cuyo comportamiento, todo hay que decirlo, no ha sido modélico. De donde puede sacarse una primera conclusión provisional: este partido nuevo, imaginativo en tantas cosas, opta por una medida vieja, la expulsión del heresiarca.

Cruzo los dedos y me pregunto en qué va a afectar tamaño follón a la izquierda catalana, que es hermana siamesa de Podemos. Porque, a decir verdad, no hay cordones sanitarios que las separen. Más todavía, qué va a significar la situación de Podemos en la política general catalana. Razón de más para que Ada Colau y los suyos intervengan con una propuesta sensata de reorientación del problema. Malo sería que se optara por «mejor no meneallo».

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