miércoles, 9 de enero de 2019

La Parrala en el independentismo catalán


El embrollo mental es una de las características de no pocas personalidades del independentismo catalán. Podría ser una consecuencia del callejón sin salida en el que se encuentran. Embrollo que ha conducido a una aporía en toda la regla.

A este pelotón de desconcertados se ha sumado Dolors Bassa, que fuera Consejera de Trabajo con Carles Puigdemont, con unas declaraciones hechas en la cárcel de Puig de les Basses. Bassa (ERC) ha dicho con claridad «No dejemos caer al Gobierno». Y argumenta instrumentalmente que «el PP es mucho peor». Es una sensatez sobrevenida que, dadas las circunstancias, vale su peso en oro. Es un mensaje de atrición en línea con los sectores más realistas de su partido. Ahora bien, hasta aquí la cal. A continuación viene la arena del pensamiento bífido del independentismo acrisolado: «No soy partidaria de dar apoyo a los Presupuestos Generales del Estado», que es un guiño a sus conocidos y saludados como quien dice que sigue siendo de los nuestros. Del cogollo independentista. Para finalmente entonar con los arpegios de La Parrala que, en todo caso, «No le daría un no rotundo». La Parrala, sí; la Parrala, no.

Dolors Bassa parece ser la escisión dramática en la que se encuentra el independentismo: en su cabeza se agita una cosa y otra en el corazón. Es el burro de Buridán. Pero también la ausencia de coraje intelectual por miedo al qué dirán, a no querer ser señalado como traidor.

En todo caso, ello no quita que nuevamente exijamos –en nuestro caso, sin miedo al qué dirán— que está fuera de lugar el mantenimiento de Bassa y el resto de presos en la cárcel. Y, simultáneamente, algo extremadamente inútil.

El embrollo, decimos, está haciendo estragos en el independentismo. Sus líderes más conspicuos intentan reformar el Reglamento del Parlament de Catalunya con el objetivo de permitir que el hombre de Waterloo pueda ser investido a distancia como president de la Generalitat. Otro despropósito. O mejor dicho, otra vuelta de tuerca para que la llama no decaiga. 

En todo caso, me consuelo –triste consuelo— porque pensaba que tendría una vejez rutinaria. No será así. Todo ello me tendrá en tensión, lo que, según mi equipo médico habitual, me proporcionará distracción y fuerza de voluntad.
Nota bene.  En la foto,   Dolores Parrales Moreno, más conocida como La Parrala (Moguer1845-Sevilla1915),


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