jueves, 23 de agosto de 2018

La exhumación de Franco la Muerte





Los de Casado y los de Rivera compiten encarnizadamente por ver quién consigue mear más lejos. Se trata de una vieja costumbre carpetovetónica que utiliza la picha como elemento político de propulsión. Es la lucha en clave de virilidad para ocupar el primer puesto del pódium. Así son los genéticamente viejunos, Casado, y los administrativamente jóvenes, Rivera. En todo caso, los matices entre uno y otro los pondrá la politología con punto de vista fundamentado.  

El ataque sistemático a Pedro Sánchez es, también (aunque no sólo) un pretexto. Es una embestida, hasta tal punto visceral, que raya el esperpento. Si a Sánchez se le ocurriera afirmar que la suma de los cuadrados de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa (en un triángulo rectángulo), Casado y Rivera no dudarían en llevarlo al Tribunal Constitucional. Lo decimos, también, por el tétrico asunto de la exhumación de los restos del Dictador. De aquel Franco que Leo Ferré maldijo en su canción Franco la muerte, que cantábamos en mis años mozos (1).  

Ahora bien, nótese lo chocante de la argumentación de baratillo de ambos personajes de la derecha española: «No es urgente la exhumación». No es el único caso de pobretería intelectual, pero sí es el que nos ocupa ahora. Ni siquiera está a la altura de lo dicho y repetido por el pintoresco Abad del Valle de los Caídos, el Enviado en la Tierra de aquel tristemente célebre Fray Justo Pérez de Urbel. De todas formas, sus argumentos metateológicos esconden algo que está pasando desapercibido: el Abad Cantera se niega a la exhumación porque pierde el parné de las entradas en el templo. O sea, Franco la muerte en clave de bussines. La sombra de los fenicios, padres del comercio, es alargada.

Sin embargo, ¡oído, cocina!: así las cosas, Franco no tiene quien le defienda. Sólo los militarotes que han firmado el manifiesto en agradecimiento de los beneficios que les prestó el economato del Ejército en aquellos tiempos. Porque el «no es urgente» es una actitud vergonzante, de quienes no se atreven a coger el toro por los cuernos. Ni siquiera los toros de Guisando --«hartos de pisar la tierra», que dijo el poeta de La Fuente--  están por la labor. Así pues, me permito ir a contracorriente: no es la momia de Franco lo que defienden Casado y Rivera, es el ataque al Gobierno. Eso sí, permitiendo que la memoria del dictador –Franco la muerte--  siga contaminando los cuatro puntos cardinales.   

1)   Radio Parapanda.  Leo Ferré:  https://www.youtube.com/watch?v=pFqDGCjMXIY


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